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Tiempo de aumentos

Gaceta.

Por: Raúl Terrazas Barraza

Tiempo de aumentos

El mote aquel de que el mes de febrero es loco y que marzo otro poco por asuntos de clima, debe de extenderse a otras situaciones del día día, por ejemplo, que el segundo mes del año es el tiempo de aumentos, más incluso que enero si se toma en cuenta que el aumento desproporcionado a los de los obreros impacta en la inflación de febrero más que la de enero mismo.

Los consumidores ya se percataron de que, la forma tersa, apacible o silenciosa como se manejan aumentos en los precios de todos los productos y servicios parecieran no afectar el ingreso salarial de los padres de familia que trabajan todo el día para sobrellevar sus hogares, sin embargo, febrero es el mes del desencanto porque ya todo está más caro, la ciudadanía está en el tiempo de aumentos.

El precio de frutas y verduras, huevo, azúcar, aceite, harinas, productos de origen animal, pan y desde luego de los servicios comienza a pesar en la economía de las familias y, si a eso se agrega que debe destinarse más dinero para trasladarse de un sitio a otro, la pinza del círculo vicioso que deriva en la inflación sea reconocida o no por las autoridades gubernamentales se agrava.

Además, este tiempo de aumentos genera una serie de eventos chuscos que no pueden pasarse por alto. Resulta que el Procurador Federal del Consumidor, Ricardo Sheffield Padilla, dio una explicación extraña respecto al aumento al precio del huevo, dijo que, es culpa de las gallinas porque en invierno ponen menos huevos debido a que su condición de productoras es mayor en la época de calor y que, si los dueños de las gallinas quienes que aumenten la postura debería de ponerles calentadores, los cuales trabajan con gas y eso elevaría los costos de producción.

En el tiempo de las inscripciones de alumnos tanto en escuelas públicas de nivel preparatoria y universidades, pero, también las otras de educación básica privada, que fue durante la segunda quincena del mes de enero pasado, infinidad de alumnos tardan para pagar sus semestres o mensualidades, debido a la cuesta del inicio de año.

Qué bueno que pudieron hacerlo porque frente a una situación tan complicada como la de este mes de febrero, a lo mejor infinidad de ellos no estarían en clases por falta de recursos.

En Ciudad Victoria, los amantes de las gorditas, que, dicho con conocimiento de causa son el platillo regional más importante, debieron de experimentar una sensación de coraje, porque el aumento fue brutal, tres pesos por gorda y al parecer los tacos andan por el mismo nivel.

Esto es, si una persona hasta la primera semana de febrero se comía cuatro gorditas y se tomaba una botella de agua, refresco o un café, tenía que desembolsar 16 pesos por cada cosa, ahora tiene que pagar un promedio de 19 pesos, es decir, de 64 pesos ahora la inversión en una sentada para desayunar o comer gorditas será de 76 pesos.

Este ejemplo en el costo de la alimentación para quienes hacen sus tres comidas y las dos colaciones en sus casas aplica también para los tacos, porque ya no hay tacos baratos y aumentaron en la misma proporción que las gorditas. En el Día a día, las cosas se ponen difíciles y la salida más práctica será que los mexicanos deban de ajustarse una vez más el cinturón.

El asunto de aumentos en las casetas de cobro de las carreteras que tiene el gobierno y en aquellas que se encuentran concesionadas el anuncio de aumento fue del siete por ciento, como forma tersa, apacible y silenciosa de autorizar alzas, sin embargo, en la realidad del asfalto, el cuento es otro y se ejemplifica con un vídeo que anda en redes sociales sobre el aumento en los peajes de dos carreteras allá por el rumbo de Guadalajara, la primera de ellas que conduce a Santa María en el Estado de Nayarit, cuyo costo pasó de los 158 pesos a 205, es decir, un aumento real del 30 por ciento.

En tanto la de Acaponeta-Guadalajara-Acaponeta, requiere de un pago de tres mil 312 pesos desde ahora, cuando costaba dos mil 598 pesos, es decir, aumentó 765 pesos que equivale al mismo 30 por ciento de la otra autopista.

Aumentos de ese tamaño, se convertirán en inflación galopante, fenómeno que, para los economistas tiende a un desequilibrio macroeconómico que pone a los países al borde de la quiebra, por ello, deben instrumentarse políticas orientadas al incremento de la producción de los productos de consumo para que pueda frenarse la alza de todo, frutas, verduras, huevo, azúcar, sal, pollo, así como, los servicios y productos que sirven para la movilidad entre ellos los combustibles.

Febrero es un tiempo difícil, tiempo de aumentos y parafraseando a cómicos del humorismo blanco del pasado reciente, la cosa se pondrá del cocol.

En todas partes cada vez que se escucha la palabra inflación sucede que, en las personas puede apreciarse un aire de malestar y hasta pánico, porque todo mundo se ve sin la posibilidad de abastecer de alimentos y servicios a sus familias, porque de la inflación las cuentas se siguen directo a la hiperinflación.

La inflación es el crecimiento continuo y generalizado de los precios de los bienes y servicios existentes en una economía, pero también la disminución del poder adquisitivo del dinero.