Columnas

Viables Verástegui y Del Alto

La extraña conformación del gabinete estatal de Tamaulipas,  con seis Secretarios de otras entidades de la república, la saturación de otros seis de Reynosa y cuatro de otros municipios, le hace un gabinete pobre en rentabilidad electoral.

De sus 16 integrantes, solamente tres tienen la prueba de urna, pero  de ellos solamente uno es útil para el reto 2021.

Se trata del Secretario General de Gobierno, César Verástegui Ostos, quien ha sido alcalde de su natal y feudo Xicoténcatl, así como Diputado Local y Diputado Federal.

Sin embargo, por el rol que ha jugado en los pasados proceso electorales desde la trinchera que actualmente ostenta en la segunda esquina del Palacio de Gobierno, su salida no es la más conveniente.

Otro con experiencia de urna es el Secretario de Desarrollo Económico,  Carlos García González, quien ha sido Diputado Federal por su natal Matamoros, Diputado Local Plurinominal, pero en la mejor prueba, la alcaldía, fue rechazado por sus paisanos. Por tanto, «cartucho quemado» para esta contienda.

También pasó por urnas el Secretario de Bienestar Social, Rómulo Garza Martínez, quien ya fue alcalde, pero en la huasteca ciudad de Valles en el vecino estado de San Luis Potosí, de tal forma que no puede ir por alguna candidatura estatal, lo que es un desperdicio de plataforma en que se encuentra parado.

De los  seis reynosenses que cobran como Secretarios en el Gobierno del Estado,  sus actividades han sido más burocráticas y han mantenido perfil bajo en el campo de la política partidista y el terreno electoral.

María de Luordes Arteaga Reyna, de Finanzas, ha estado solamente metida en su mundo de los números, aplicando cada vez más fuerte el cuchillo con la bandera de la austeridad, debido a las emergencias económicas, sanitaria y recortes.  Solo en ese terreno se siente cómoda.

Jesús Alberto Salazar Anzaldúa, que entró de emergente a la Secretaría de Administración, pareciera que ni existe, pues fiel a su origen del sector privado, del ramo maquilador, cumple con sus horarios y tareas encomendadas. No se aprecia el extra.

Miguel Ángel Villarreal Ongay, que de la Secretaría de Administración  pasó a la del Trabajo, tuvo no solo un bajón de nivel en la responsabilidad en el Poder Ejecutivo, sino que también bajó su dinámica. No se percibe su presunta cercanía con el jefe del grupo.

Ariel Longoria García, Secretario de Desarrollo Rural, a pesar de su movilidad por casi todo el estado para atender la problemática rural, no trae «canicas» para el tamaño de las crisis de la agricultura y ganadería, por los fuertes recortes federales y las limitaciones estatales, de tal forma que el voto verde es difícil hasta en Reynosa y Díaz Ordaz, donde tiene sus intereses.

Mario Gómez Monroy quien llegó a la mitad del camino a la Secretaría de Educación Estatal, en relevo de Héctor Escobar Salazar, que brincó a la Diputación Local por Matamoros  ( ganada de panzazo), está muy atareado tapando los «baches» que le dejaron y ni siquiera le alcanza para controlar al magisterio fronterizo.

Y finalmente Gilberto Estrella Hernández, quien por el tamaño de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente y las acciones que despliega en Reynosa, pudiera tener una buena plataforma, no tiene el aval partidista, amén de su relación político-familiar con personales del PRI, es yerno del ex alcalde Miguel Valdez Revilla.

El único integrante del gabinete estatal del sur de Tamaulipas (Tampico) Antonio Garza de Yta, tiene un perfil meramente académico y administrativo, con poca participación social, política y partidista, de tal forma que «naufragaría en el mar abierto de a política» , lo suyo es el «estanque», la acuacultura.

Y solo queda, de los tamaulipecos en el gabinete, la victorense Cecilia del Alto López, que despacha en la Secretaría de Obras Públicas con la ayuda de un «super subsecretario» reynosense,  a quien han intentado proyectar desde los círculos del poder azul, para la alcaldía, diputación federal o local.

Tiene antecedentes familiares panistas y algo de trabajo de base en ese instituto político. Ha sido representante del gobernador en informes recientes, como el último que dio Xicoténcatl González Uresti,  a quien desplazaron de la alcaldía, para cargarle las culpas del abandono en que tienen a la capital de Tamaulipas.

La ausencia de obra pública estatal importante en Victoria, es el obstáculo mayor para que levante votos la Secretaria Del Alto. La tubería azul para el agua potable que se está reemplazando en el centro de la ciudad, no le alcanzaría. Es mayúsculo el deterioro.

Y de los Secretarios forasteros del gabinete estatal, hay que recordar que la Contralora María del Carmen Cepeda Huerta, tiene su historial en el Estado de México y la Ciudad de México;  el emergente Secretario de Seguridad, José Jorge Ontiveros Molina, sus antecedentes laborales están en Baja California Sur y Nuevo León.

En tanto que el Secretario de Turismo, puede ser buen candidato a Diputado o alcalde en su natal Guanajuato, donde tiene mayor trabajo que en la entidad; y la Secretaria de Salud, Gloria Molina Gamboa, quien asumió como relevo esa área y le ha tocado hacer frente a la pandemia, tiene su corazón en Chiapas.

Finalmente, el Fiscal General de Justicia de Tamaulipas, quien a pesar de la reforma a la constitución para el cambio de Procuraduría a Fiscalía, y darle una supuesta AUTONOMIA al ser nombrado por el Congreso del Estado, sigue apareciendo como parte Poder Ejecutivo, en la página oficial,  Irving Barrios Mojica, oriundo de la Ciudad de México, no votarían por él ni los empleados de esa institución.

Sin embargo, por el número de expedientes gordos que le han enviado o le pueden enviar de la Auditoría Superior del Estado, de algunos ex alcaldes y alcaldes en funciones, así como ex funcionarios, podría ser el que más votos sume ( por esa vía) a las urnas azules.

Un gabinete «nacionalito» en Tamaulipas, quizá tenga otras ventajas son visos futuristas personales, pero en materia estatal, para una elección en que se juega «el todo por el todo», tiene más desventajas.

Igual la saturación de paisanos de «medio pelo».