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Victoria: El Nido Vacío.

TRIBUNA

Por: Javier Terrazas 

Ciudad Victoria, la capital de Tamaulipas, enfrenta el «Síndrome del Nido Vacío».

Le explico. Enfrenta una fuerte migración de sus jóvenes en busca de oportunidades de formación profesional, laborales o ambas. Literalmente levantan el vuelo y por lo general no regresan ante la falta de oportunidades locales.

De tal forma que, como sociedad, se enfrenta ese «Síndrome del Nido Vacío» que, de acuerdo a los psicólogos, experimentan los padres cuando sus hijos se independizan y dejan el hogar.

Pero no tiene el mismo efecto en la familia, en la sociedad o comunidad, cuando los hijos abandonan también la ciudad, el estado o el país y van detrás de las opciones que no tuvieron en la ciudad de origen.

Ahora que la pandemia cede un poco y se regresa a una paulatina normalidad, he tenido la oportunidad de interactuar más con diversos actores de la sociedad victorense.

Son personas de diferentes segmentos de edades, de actividades económicas y estratos sociales.

Y encuentro que aquellos cuyas edades oscilan entre los 40 y los 80 años, enfrentan de alguna forma ese fenómeno.

Es de alguna forma natural, que la cercanía con otros polos de desarrollo industrial o empresarial, genere oleadas migratorias de los jóvenes de familias de escasos recursos en busca de empleo, como son las ciudades de Tampico, Altamira, Reynosa, Matamoros, Monterrey, San Luis Potosí, o las ciudades de Texas.

Otro segmento, cuyos padres tiene un nivel de ingresos un poco mayores, que tuvieron oportunidad de tener una formación técnica o profesional en Victoria, ante las escasas vacantes laborales, emigran en una parte importante y con ello un capital humano calificado.

Hay otro grupo élite, cuyos padres les costearon su educación superior en otras ciudades con instituciones educativas más sólidas en el país o el extranjero, que fueron absorbidos por el sector empresarial o académico de esos lugares.

Un elemento adicional que vivió la sociedad victorense los últimos seis años, fue la migración de burócratas cuyas edades van de los 25 a los 55 años, quienes fueron despedidos de las diversas áreas gubernamentales, por lo que una buena parte abandonó la ciudad.

Asimismo, la reducción drástica del circulante en la ciudad, debido a que las compras gubernamentales se hicieron en Reynosa o Tampico, así como en otras ciudades del país, generó una depresión económica y alguna migración de pequeños y medianos empresarios.

Una encuesta realista, sobre empleo, tipos de empleos, remuneraciones, situación de los sectores de la economía, pero en especial, que ubique dónde están los victorenses económicamente independientes cuyas edades van de los 18 a los 35 años, lo confirmaría.

Sorprendería el número de victorenses que radican en Monterrey, San Luis Potosí, Querétaro, León, Aguascalientes, Cancún, Guadalajara, Saltillo y otras ciudades emergentes.

Mientras que la capital tamaulipeca, se nutre de migraciones de los veinte municipios de la región central de la entidad, golpeados por la inseguridad, sequía e igual por falta de oportunidades locales. O aquellos que provienen de municipios huastecos de Veracruz, San Luis e Hidalgo.

Ese fenómeno del «Nido Vacío» de la capital tamaulipeca, se observa por el alto número de viviendas en venta, en renta o abandonadas en todos los sectores de la ciudad, en mayor proporción en el centro de la ciudad.

Al momento de acudir a los restaurantes de la ciudad, de cualquier zona, sus comensales con adultos de más de 50 años en la gran mayoría, aunque se trate de los fines de semana.

También en el número de locales comerciales vacíos o negocios que han cambiado de giro o reducido su personal para la sobrevivencia.

El fenómeno del «Nido Vacío Victorense», podría atenuarse un poco en los próximos seis años porque el afortunadamente termina la pésima administración gubernamental de Francisco García Cabeza de Vaca, quien se ensañó con los victorenses.

La dinámica económica de la ciudad es gran medida por ser la capital del estado, su capitalidad, por ser el asiento de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo, Judicial) así como las Delegaciones Federales y el campus de la UAT.

Pero esa «cobija presupuestal» de redujo a menos de la mistad en el gobierno Cabecista. Se la llevaron para Reynosa y el sur de Texas.

Con la llegada el 1 de octubre de una nueva administración estatal, que presidirá el galeno Américo Villarreal Anaya, con residencia en Victoria, las cosas seguramente cambiarán, habrá más circulante en la ciudad.

Si se hace realidad el Fondo de la Capitalidad, planteado desde hace varios trienios, habrá otro flujo de recursos importantes, para aliviar la depresión económica.

Pero lo más relevante, sin duda, es el nuevo empuje que se pueda dar al ampliar la oportunidades de desarrollo de Victoria y la región central de Tamaulipas.

El gobernador electo ha planteado la gestión para la construcción de la segunda línea del acueducto «Guadalupe Victoria» para traer más agua de la presa «Vicente Guerrero» a la ciudad, así como la instalación de una Aduana Interior conocida como «Puerto Seco», para darle esa vocación a Victoria.

Habrá que esperar que los planes se conviertan en realidad.

Hay que agregar, que además del agua, Victoria requiere de gas industrial que se puede traer desde los gasoductos que pasan por Villagrán o Soto la Marina.

Agua suficiente, gas industrial y una adecuada planeación de la educación superior, puede dar la pauta para que Victoria sea una «Ciudad Satélite» de Monterrey, en materia industrial.

Monterrey y su zona metropolitana, no solo carecen de agua, sino enfrentan serios problemas de contaminación, saturación vial y de transporte, que pueden ser la alternativa para Victoria, pero hacerlo con planeación y orden.

Hay que hacerlo antes de que sea demasiado tarde para la cita con el desarrollo económico integral de la capital cueruda.

Por ahora Victoria es más una ciudad de burocracias, con pocas opciones laborales.

Por la ausencia de los jóvenes y las generaciones intermedias que migraron en busca de alternativas, nos estamos convirtiendo en una ciudad de jubilados.

La Ciudad del Síndrome del Nido Vacío.

¿Seremos capaces de revertirlo?.