Columnas

Volver al futuro.

 

David Ed Castellanos Terán

@dect1608

Volver al futuro.

Elecciones presidenciales del 2006 en México. Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, contendiente del Partido Acción Nacional, se convirtió en el presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos; el perredista Andrés Manuel López Obrador, quedó a cargo del “gobierno legítimo” de la nación, y los tamaulipecos Carlos Romero Deschamps y Eugenio Javier Hernández Flores, en sus respectivos aposentos, bebían tequila y cerveza al mejor estilo del priísta poderoso tradicional, ¡su gallo había ganado!

Año 2006, don Carlos, el poderoso líder del Sindicato Petrolero, y el güero de los ojos maravillosos, dominaba como gobernador de Tamaulipas. En ese entonces, allá en el palomar de la arena política, muy a lo lejos se escuchaban los hurras y aplausos de Sergio Arturo Posadas Lara, quien terminaba su gestión como legislador federal; Adrián Oseguera Kernion, se ganaba la vida en la industria de los hidrocarburos y Jaime Turrubiates Solís, posicionaba en el noreste de México la marca Church’s Chicken.

Elecciones intermedias en Tamaulipas, año 2007, Felipe Calderón, se ahogaba en el mar de sangre y llanto, derivado de una guerra sin fin que desató estúpidamente al declararse enemigo de unos delincuentes tan penetrantes como la humedad; Andrés Manuel, tejía un invisible lazo verborreico con el que amarraba a cuanto adversario político se le ponía enfrente. Sin saberlo, construye la soga que ahorcará al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos en 2024. Calderón “gobernó” desde Los Pinos; López, tuvo su sede en el Zócalo Capitalino.

En aquel periodo estatal electoral, Romero Deschamps y Eugenio Hernández, seguían bebiendo tequila y cerveza, pero golpeteaban la mesa por desacuerdos; no encontraron coincidencias. Adrián Oseguera, se convirtió en candidato del PRD a la presidencia municipal de Ciudad Madero; Jaime Turrubiates Solís, abanderado por el Partido Acción Nacional, tenía el respaldo de Eugenio Hernández, sí, del gobernador priísta que había cargado sus dulces a favor de Calderón Hinojosa para que López Obrador se quedara en la banqueta de Palacio Nacional y Sergio Arturo Posadas Lara, impuesto por Romero Deschamps, era el candidato del Revolucionario Institucional (PRI).

Finalmente, por menos de 200 votos, Checo Posadas ganó en la mesa, su padrino mágico puso de rodillas a Eugenio Hernández, quien había perdido la partida con Jaime; sin embargo, tres años después lo dejó como presidente municipal, pero bajo las siglas del PRI en alianza con el Partido Verde; Adrián Oseguera, simplemente se desvaneció en aquella contienda ni la presencia de Alejandro Encinas le sirvió.

Proceso intermedio del Gobierno de México, autodenominado Cuarta Transformación; se renueva la cámara baja. Felipe Calderón, acorralado por sus errores del pasado vocifera vía Twitter; López Obrador, es el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas de la República Mexicana; Eugenio Hernández, en prisión a expensas de que AMLO lo libere para operar a favor de Morena; Sergio Posadas en el cielo y en el corazón de los maderenses, murió muy joven, pero dejó un gran legado; Jaime Turrubiates, hoy de nueva cuenta es candidato a la alcaldía de Ciudad Madero, otra vez bajo las siglas del PAN y como en aquel año, con todo el apoyo del gobernador del estado, hoy, Francisco Javier García Cabeza de Vaca y su secretario General de Gobierno, César Augusto Verástegui Ostos; mientras que Adrián Oseguera Kernion, maduro en su negocio de los hidrocarburos y pugilista fajador contra los accesos de la Cuarta Transformación, busca la reelección.

Lo de Oseguera y Turrubiates va a ser una pelea de primer nivel, de esas que estilan  programarse los 15 de septiembre en Las Vegas, Estados Unidos; ahora sólo queda esperar, ya siéntese señora, antes de que comience la función.

PD: Por cierto, Carlos Romero, vive riéndose de las promesas de campaña del presidente Andrés Manuel López Obrador y sus correligionarios.

davidcastellanost@hotmail.com