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Agua, historia y realidad

Gaceta.

Por: Raúl Terrazas Barraza

Agua, historia y realidad

Cuando en 1750 el Conde de la Sierra Gorda, José de Escandón y Helguera logró la aprobación de la Corona Española para la colonización de la región llamada Costa de Seno Mexicano y su intención de fundar poblaciones en el Nuevo Santander, como llamaron a esta región, desde el Río Bravo hasta el Río Guayalejo, escogió las tierras aledañas al Río San marcos para asentar la Villa de Santa María de Aguayo, porque había agua en abundancia para que las familias que se quedarían aquí pudieran progresar.

Incluso, dice un pasaje de la historia relatada por Gabriela Vázquez García de la UNAM en el artículo, José de Escandón y las nuevas poblaciones del Nuevo Santander, publicado en la Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales de Barcelona, que la oferta de tierra con agua abundante donde la hubiere hecha por Escandón y Helguera a los vecinos permitiría criar ganado menor y doce caballerías de tierra.

Esto quiere decir que había agua en abundancia y que los habitantes no la sufrirían como ahora por la escasez del vital líquido desde hace más de tres años y sin que, parados sobre la realidad pueda ponerse una fecha para resolver este grave problema, aunque haya de por medio, en este momento, el compromiso del Gobernador Electo Américo Villarreal Anaya para resolver la situación.

El punto es que, también el Gobierno municipal de Victoria que tiene a su cargo el empresario Eduardo Gattás Báez, bien podría echar mano de los argumentos que usaron en el Gobierno Federal para reclamar las ofensas a los mexicanos que hicieron los españoles con su conquista, para reclamar en engaño de José de Escandón debido a que el agua no fue abundante para atender las necesidades de los victorenses.

Dicen los que saben que desde la aparición del compromiso del Gobernador Electo para buscar la solución definitiva y a la falta de agua en Ciudad Victoria y poner fin al negociazo redondo de la comercialización de tinacos para que los ciudadanos almacenen agua, la administración municipal se sustrajo de buscar alternativas que impliquen inversión y decidieron llevársela tranquila mediante acciones mediáticas que dejan mejor dividendos políticos como eso de llevar agua a las colonias en forma calendarizada y sin dar alguna esperanza para la solución definitiva.

La historia dice que, la mayoría de los pobladores que fundaron las comunidades del Nuevo Santander se dedicaban a la agricultura, que fueron campesinos a los cuales Escandón había vendido la idea de poblar con la oferta de tener tierras propias. Seiscientas diez familias y noventa y cinco soldados siguieron a Escandón al pueble del Seno Mexicano.

Los factores principales que contribuyeron al éxito en la fundación de estas nuevas poblaciones fueron que la mayoría de los pobladores habían llevado consigo bienes propios, que, si bien no eran abundantes, sí fueron suficientes para iniciar las empresas productivas que demandaron las fundaciones y que la mayoría de los pobladores ‘dejaron atrás el abusivo dominio de los alcaldes de las villas de su origen o de la explotación laboral de la que eran víctimas.

A ello se agregó eso de la oferta de tierra con agua abundante en todas las nuevas poblaciones del Nuevo Santander, así que, el hecho de que se haya terminado, porque las galerías filtrantes de La Peñita dejaron de ser suficientes desde mediados de los años 70, época en la que era tradicional, así como ahora, pero, con menos población bañarse a jicarazos y juntar agua durante el día y tener suficiente para llevar a cabo las labores del hogar al día siguiente.

Hay generaciones que todavía tienen presente esa situación, porque fue hasta el sexenio del ingeniero Américo Villarreal Guerra, que, con préstamos y recursos de la Federación se construyó el acueducto de la Presa Vicente Guerrero, de manera que, las generaciones de mediados de los ochenta y hasta hace casi cuatro años, no sabían de lo duro que representa para el funcionamiento de los hogares que no haya agua potable a través de las redes de distribución.

Obvio, como el proyecto se elaborará hasta después de octubre, eso quiere decir que deberá pasar un año para que el la inversión que pueda conseguirse con el respaldo de CONAGUA, la dependencia del Gobierno de la República que tiene dinero para este tipo de obras, pero, no lo soltará si no hay propuesta técnica y es aprobada por el Consejo Técnico y soportado con recursos tras el visto bueno de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, quiere decir que las obras del nuevo acueducto, podrían iniciarse por allá a mediados del 2024.

Frente a ello, los habitantes de la Villa de Santa María de Aguayo que fundó Escandón y Helguera y que es capital de Tamaulipas desde 1825 se llama Ciudad Victoria en honor al expresidente Guadalupe Victoria, y que ahora gobierna Gattás Báez, tendrán que esperar a jicarazos que se resuelva el problema de la escasez del vital líquido que tiene tan molestos a los ciudadanos, sobre todo, porque muchos dieron su voto el año pasado a las autoridades municipales actuales, porque resolverían la falta de agua y por desgracia no es con un programa de abasto a través de unas cuántas pipas.

Cuando los habitantes de las poblaciones que están en el trayecto de la Ciudad de Monterrey a Ciudad Victoria alcanzan a ver camiones cargados de tinacos y que son uno tras otro, de inmediato dicen van a la capital de Tamaulipas, porque es característico que, desde hace más de tres años son viajes y viajes de tinacos porque las autoridades municipales no tienen capacidad para resolver la falta del vital líquido.