Columnas

Desde Houston

Estamos a unas cuantas horas de empezar a escribir en un nuevo libro ya casi fabricado y que en su portada dice 2021, sus hojas están en blanco y de nuestra cuenta corre las historias que vayamos a plasmar; recordemos que es nuestra responsabilidad lo que esté en sus páginas.

Sin duda alguna, si nos dedicáramos a escribir lo que vivimos durante el 2020 tal vez necesitariamos miles de páginas debido a que la misma historia, solo con diferentes protagonistas, se repitió y continúa sucediendo en los últimos días (para variar) de agonía del 2020.

La convivencia permanente en casa para padres e hijos a causa de la pandemia, desgraciadamente no en todos los casos fue de amorosa unión familiar ya que por falta de costumbre por parte de los integrantes y el estrés, detonó en repetidas ocasiones en violencia.

Debemos de hacernos a la idea que la entrada del año nuevo en nada cambiará nuestra manera actual de vida ya que tendremos que seguir utilizando tapabocas, mantener la distancia social, el gel antibacterial y evitar acudir a reuniones y a lugares concurridos, porque el año nuevo será tal vez más incierto (a pesar de las vacunas) que el que aún vivimos.

En este mundo sombrío por el coronavirus solamente quienes están buscando el poder hacen como que no ven lo que está pasando en nuestras vidas y siguen en su trabajo proselitista aprovechando las necesidades de la población paran hacerlas sus banderas de campaña.

Aparecen en lugares entregando despensas, asisten a reuniones a donde se invitan solos, suben videos publicitando su generosidad, aún así la población lo está agradeciendo ya que en estos momentos no dejan de ser una distracción y una esperanza para las familias que al menos por un día recibirán algún regalo, una pequeña despensa y una enorme bolsa de promesas.

Es terrible la vida diaria, tan pronto tomas tu computadora o tu celular y en todos los  sitios de noticias solo hay muertes por coronavirus, por asesinatos, por accidentes, dementes que detonan bombas y asaltos en nuestras carreteras por parte de quienes han encontrado en el robo su modo de vida.

Nos estamos volviendo morbosamente masoquistas ya que estamos puntuales siguiendo los noticieros y peleamos el control de la televisión para estar atentos a la pantalla hasta que terminan, a pesar de que sabemos que los medios en su mayoría solo hablan de estadísticas de contagios, hospitalizados y muertes por la pandemia, asesinatos y accidentes.

Los augurios sobre la posibilidad de miles de muertes más por covid-19 vaticinan será lo doble de lo que estamos viviendo, así que los niños tendrán que seguir estudiando desde casa, las reuniones seguirán prohibidas; seguramente los casos de violencia familiar debido al encierro también continuarán. Dentro de muy poco, nuestro tema de conversación será solo de recuerdos de cómo era nuestro mundo antes de la pandemia, recordaremos cómo hubo semanas en donde los humanos peleaban en los supermercados por una botella de agua, por un rollo de papel sanitario o por un gel antibacterial.

También recordaremos cómo las redes sociales que servían para saludarnos y desearnos solamente cosas buenas, de pronto se transformaron en muros llenos de condolencias, de moños y cruces negras en vez de paisajes y fotografías familiares.

En los recuerdos del 2020 también estará la esperanza que para los latinos (en algunos casos) fue el triunfo de Joe Biden el 3 de noviembre cuando derrotó a Donald Tromp a quien ya no sabe el pueblo si odiarlo con todas las fuerzas o adorarle con todo el corazón… Por hoy es todo, ¡hasta la próxima!

Cirilo Mújica R.