Columnas

EL PUEBLO, INVITADO PRINCIPAL DE PALACIO. AVA LES SIRVE LA CENA

CUADRANTE POLITICO

POR FERNANDO ACUÑA PIÑEIRO

EL PUEBLO, INVITADO PRINCIPAL DE PALACIO. AVA LES SIRVE LA CENA

*. —LA NOCHE DEL GRITO, GOBERNADOR HACE HISTORIA. ASI SE VIVIO EL HUMANISMO MEXICANO Y TAMAULIPECO.

*. — FUE UN PROFUNDO CONTRASTE CON LA PREPOTENCIA, SOBERBIA Y PERSECUCIÓN POLÍTICA DEL PASADO INMEDIATO.  

Para quienes no sabían que era el humanismo mexicano y tamaulipeco, la reciente fiesta de Independencia, en esta capital, fue un discurso vivo que esclareció dudas.

Literalmente, Américo metió el pueblo a palacio de gobierno, y el mismo y su esposa, les entregaron en platillos dignos y limpios, la primera cena ciudadana de que se tenga memoria.

Así se vivió esta noche del 15 de septiembre, en el corazón del power tamaulipeco. Se rompieron en mil pedazos, las vieja formas seculares, establecidas por los sexenios políticos del pasado.

El anquilosado formato del pueblo excluido de la cena palaciega, reservada solo para las élites, fue cancelado por el primer gobernador de ideas humanistas que llega a la primera esquina del poder.  En su lugar, vimos a un titular del Ejecutivo estatal, sirviendo platillos a las personas provenientes de diversos puntos de la región y del estado.

De esta manera, Américo hizo realidad una de las frases favoritas del Presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador: pueblo señor, y gobierno servidor.

Hay quienes afirman, con toda razón que cardiólogo tamaulipeco, no solo le abrió las puertas de palacio al pueblo, sino también su corazón: su sencillez, humildad y vocación de servicio.

Otro activo político que se fortaleció esta noche del grito, fue la confianza que Américo le trasmitió al pueblo, en su convivio y su cercanía, enviándoles un claro mensaje de que las familias tamaulipecas no están solas. Y de que cuentan con un líder social, dispuesto a escucharlos, en todo momento.

Por primera vez en la historia del poder público, los habitantes de las colonias, barrios y rancherías fueron los principales invitados a la fiesta conmemorativa más representativa del país.

Los vetustos moldes barrocos de gobiernos verticalistas que por muchos convirtieron el interior de palacio en una fiesta privativa de la alta burocracia gubernamental, hoy fueron desplazados, por un formato horizontal, sensible democrático e incluyente.

Formas innovadoras como las que se vivieron en las fiestas patrias de este 15 de septiembre, forman parte ya de una nueva cultura cívica, que representan la avanzada de una democracia participativa y colaborativa.  Y se empiezan a divorciar de los viejos esquemas de la democracia representativa.

Los ciudadanos, investidos como dueños de la soberanía popular ingresaron a palacio de gobierno, para ser atendidos de manera amable por el doctor Villarreal Anaya y su esposa María Santiago. Fue la de este viernes, una celebración despojada de exclusivismos y privilegios.

No es ocioso anotar, la abismal diferencia con el sexenio panista de García Cabeza de Vaca, mismo que en su tiempo, nunca le permitió a la gente acercarse, mucho menos servirles en una fiesta popular. Tal y como ocurrió este viernes por la noche, en la cena ciudadana atendida personalmente por el mandatario estatal y la señora María de Villarreal.

Después de esta primera ocasión en que el sexenio de AVA preside una noche independentista, ya nada volverá a ser igual. Les comentamos lo del detalle que tuvo Américo de servir la cena a la gente. Pero hubo otros aspectos que no escaparon al análisis y a un estilo de gobernar, congruente con una transformación de fondo.

Posterior al tradicional grito, el gobernador descendió hasta la plancha del zócalo del 15 y 16 Juárez, y se sumó como uno más a la multitud que disfrutaba de la fiesta colectiva, cuyo número estelar, fue la presentación del cantante Pedrito Fernández.

POSDATA. —Durante la fiesta patria del pasado viernes quince por la noche, en medio de los fuegos de artificio y de sus bengalas, otra poderosa luz de humanismo y de sencillez, opacó las sombras de la prepotencia, la soberbia y la persecución política en el Tamaulipas del pasado cabecista.