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Frustrada vocación maquiladora de Victoria

Gaceta.

Por: Raúl Terrazas Barraza.

Frustrada vocación maquiladora de Victoria

El cierre de la maquiladora de componentes automotrices APTIV, que opera en esta capital, se veía venir desde hace un año, cuándo se terminó el contrato para el abasto de componentes para vehículos Fusión de la marca Ford y desde entonces, las relaciones entre los directivos y los representantes sindicales entraron en una etapa de tensión.

Por allá en el mes de mayo de este año, en los momentos más duros de la pandemia de COVID-19, las dirigentes del sindicato que encabeza Dolores Zúñiga Martínez tuvieron que salir del perímetro de trabajo para demandar el respaldo de las autoridades de salud, en virtud de que, al interior de la empresas se corrió el rumor de que los contagios por coronavirus eran muy frecuentes.

A pesar de la preocupación de los trabajadores y de sus familias, la empresas en forma simple acataba las disposiciones del Instituto Mexicano del Seguro Social, para que, quienes tenían síntomas que hicieran sospechar de COVID-19, de inmediato los mandaran una semana a sus casas, pero, jamás les daban algún tipo de atención, es más las personas solo se reportaban enfermos una semana después y de esa manera obtenían más días para resguardarse en casa, sin trabajar y con el pago de salario total.

Aquello que ya no gustó a las dirigentes, es que, los directivos de la empresas jamás se preocuparon por las medidas de seguridad al interior de la planta, es más ni siquiera pusieron los filtros sanitarios previstos en los Lineamientos Sanitarios para las empresas, algo que los empleados exigieron, sin obtener respuesta y, aunque la producción de componente automotrices seguía, las trabajadoras sentían que algo ya no funcionaba bien y que, la planta podría cerrar.

Total, el día llegó y la posibilidad de cierre y con él la desaparición de casi tres mil puestos de trabajo en la capital de Tamaulipas, que habrá que agregar al largo listado de empleos perdidos durante este año pandémico y de características económicas tan difíciles.

Según la información de los directivos, la situación ya era insostenible, porque el cliente potencial que tenían bajó la producción de vehículo debido a la escasa demanda del mercado internacional y la Planta número uno de Victoria, se convierte en la segunda de la empresa APTIV que deja de operar en el país, aunque en Tamaulipas se mantienen las de Reynosa y Nuevo Laredo, amén de otra decena en otros estados.

Vania González, una funcionaria de la empresa en Latinoamérica, aseguro que la planta Dos que ocupa a unos tres mil trabajadores en esta capital, se mantendrá en operación, en tanto que, los dos mil obreros de la que cierra, serán liquidados conforme a derecho, es decir, a nadie se le quedará pendiente de pagar nada, porque el consorcio tiene considerado el capital suficiente para cumplir a quienes formaron parte de su fuerza de trabajo por unas tres decenas de años.

Cierto es que Ciudad Victoria no tiene una gran vocación maquiladora, jamás podrá compararse con el desarrollo de este tipo de industrias en la zona fronteriza, en virtud de que, por la inmediatez del cruce hacia los Estados Unidos, permite la exportación rápida y cuándo se trata de enviar los productos a otras partes del mundo, los embarques a través de Puertos como los de Brownsville y Houston, Texas el tiempo es el mejor aliado de las empresas que llevan los artículos maquilados en la frontera hasta otros continentes.

Allá en la época del Gobierno priísta del doctor Emilio Martínez Manautou, se hicieron los trazos para el Parque Industrial Nuevo Santander, que ofrecía lotes industriales con los servicios elementales, entre ello el agua, situación que llevó a pensar a muchos que la capital de Tamaulipas tendría su gran despegue como maquilador.

Por desgracias las cosas no funcionaron, sin embargo, la promoción había pegado y se logró la llegada de maquiladoras que no se asentaron en el Parque Industrial, sino que, buscaron otros sectores de la ciudad para la edificación de sus naves. Fue así como llegaron APTIV y la empresas Kemet, que dieron empleo por muchos años a unos 10 mil trabajadores en su mejor momento, pero, de forma paulatina redujeron los puestos de trabajo, los cuales están ligados a la demanda de componentes en el mercado automotriz.

Es lamentable por donde quiera que se vea el hecho de que las maquiladoras cierren, porque de inmediato estarán en sus casas en espera de ser contrataros o en la calle para buscar trabajo más de dos mil personas y a como están las cosas en la región centro de la entidad, se antoja difícil que puedan incorporarse a nuevos empleos. Ni siquiera las maquiladoras taiwanesas que operan en el Parque Santander, son opción ya que, debido al asunto de la pandemia de COVID-19, redujeron su actividad al mínimo, porque los trabajadores orientales que estaban aquí fueron requeridos por sus gobiernos, para evitar que se contagiaran y no tuviesen la atención médica necesaria.

Las empresas taiwanesas, están por el momento en manos de funcionarios mexicanos y victorenses, la mayor parte de ellos, aunque dirigidos desde a distancia vía las plataformas virtuales por los ingenieros y funcionarios que radicaban en esta capital y que vivían en un conjunto habitacional que se construyó al norte de la ciudad exclusivo para ellos y que contaba con lo indispensable a manera de simulación de que estaban en su país de origen.

También en otras ciudades de Tamaulipas que no son de la frontera, las maquiladoras cuyo establecimiento fue impulsado con el respaldo del Gobierno de la entidad y los municipios, se acabaron poco a poco, entre ellas, las que existieron en Hidalgo, Padilla, Jaumave, El Mante y San Fernando.

Cada caso es una historia diferente, pero, consigna el hecho de que, la vocación maquiladora de ciudades que no están en la frontera, es frustrante y a juzgar por la realidad económica del país para los próximos cuatro años, es imposible pensar que otras empresas puedan establecerse en ciudades donde ese tipo de empresas dejaron de funcionar y la infraestructura se quedará como muestra del impacto que tiene la fluctuación de la economía en el mundo, en especial en años con eventos como la pandemia de COVID-19 registrada en este 2020.

El punto es que no hay a quien más echarle la culpa, más que a la pandemia, sin embargo, las dirigentes sindicales de la maquiladora APTIV, supieron desde hace un año que el cierre se daría y de forma paulatina lograron confirmarlo con el paso de los meses, en mayo, por la falta de respaldo de los directivos para resolver el temor a los contagios, la exigencia cero de la parte patronal, para que el IMSS respondiera con atención medica adecuada por allá en julio cuándo se habló de muchos casos de COVID-19, frente a los cuales los funcionarios del Instituto, solo aplaudieron por el descanso de quienes murieron a causa del coronavirus.

Llegó agosto y las dificultades para el pago de nominas era evidente y llegó a decirse que septiembre sería el mes de cierre de la Planta uno, pero, todavía aguanto casi tres meses, de tal manera que casi al finalizar noviembre, el asunto tronó y la liquidación de más de dos mil trabajadoras y trabajadores es una realidad.

Victoria y su crisis de vocaciones económicas.