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Indemnización para el “dedo chiquito”

Opinión pública

Indemnización para el “dedo chiquito”

Por Felipe Martínez Chávez

Cd. Victoria, Tamaulipas. – La voz popular afirma que, en los primeros de octubre del 2019, a tres años de iniciar la aventura, se pelearon a mentadas de menta en Palacio.

El compadre ya no regresó al despacho, pero nunca dejó de cobrar en la nómina del Gobierno. En cambio, hizo crecer los negocios de constructoras domiciliadas en la frontera, cuyos propietarios son funcionarios panistas.

Muy conocida la versión del grupo compacto Reynosa: “El jefe aprieta, pero no ahorca”.

Con esa variante de personalidades que lo caracterizan, puede correr a alguien al son de tronarle los dedos, pero luego lo perdona.

Pues bien, a regañadientes el “jefe” acaba de otorgarle a Víctor Manuel Sáenz Martínez una notaría pública como “indemnización” a los tres años que lo soportó desde la Oficina del Gobernador.

El berrinche debió durarle mucho porque el acuerdo de regalarle el fíat se tomó el 10 de noviembre del 2021, y fue publicado en el periódico Oficial del Estado, para su vigencia, este martes seis de septiembre.

Tan viejo es el documento que lo firma “El Truco” Verástegui como secretario General de Gobierno.

Víctor pertenece a la privilegiada lista de aproximadamente 80 amigos que recibirán fíat en la recta final del sexenio. Se habla que entre ellos van familiares de Roberto Gil Zuarth y Javier Lozano Alarcón, los asesores más “pesados” (económicamente) del cabecismo.

Sáenz fue también de los seis que integraron la lista azul para el comité de transición con el gobierno de Torre Cantú. Acompañó a Cristobal Bardan, David Alberto Salazar Vite, Arturo de Jesús Sáenz y César Verástegui.

Bueno, los Sáenz son familiares pero Arturo no quiso chamba en el gobierno y se dedicó a hacer millones a través de su despacho  contable «AJ Sáenz & Cía, SC». Recibió contratos de auditorías externas del gobierno, incluyendo descentralizados como Comapas y DIF.

Todo a su favor desde la propia Contraloría a través de uno de sus incondicionales, Jesús Uresti, “amigo” del equipo desde que fue enviado a Reynosa a auditar el ayuntamiento cabecista (tiempos de Eugenio Hernández) pero, en lugar de buscar pillerías, concertó negocios.

Víctor el “dedo chiquito”, consentido de la esquina del poder, el “brazo fuerte”, consejero, asesor, dueño de presupuestos y nombramientos, virtual Vicegobernador de Tamaulipas. Los secretarios del gabinete tenían que acordar primero con él antes que con el electo en las urnas.

Palomeaba nombramientos en cada secretaría, concedía indultos o aplicaba castigos. Era mencionado como prospecto para la sucesión después de pasar por el Congreso del Estado o una diputación federal.

Fue de los “tres tigrillos” desde que el PRI les regaló la diputación federal por Reynosa. Los otros dos “Chuma” Moreno Ibarra y Gerardo Peña, pero a ninguno dejó crecer como para aspirar a la sucesión.

Había sido secretario del ayuntamiento en el gobierno panista después de cobrar en la Comapa.

Al rompimiento por cuestión de pesos y centavos ¿por qué más pudo ser? recibió la beca permanente de asesor del ejecutivo para la zona norte de Tamaulipas, en concreto Reynosa. Mantuvo bajo perfil luego que uno de sus hermanos fue víctima del crimen organizado.

Pues bien, el “dedo chiquito” será el notario número 1,517 con ejercicio en Reynosa Tamaulipas.

Siguiendo con el gabinete, la verdad es que termina con casi una veintena de “parches”, sustituciones en apariencia provocadas por el mismo mal carácter, gritos y reclamos.

De aquel grupo de  22 que recibieron nombramiento en octubre del 2016, solo quedan el chilango Irving Barrios Mojica, la victorense Cecilia del Alto López y el fronterizo Gilberto Estrella Hernández.

Bueno, desde los inmundos sótanos de Palacio, el “cerebro” y Asesor Jurídico Abelardo Perales sigue orquestando la inconstitucionalidad a la que han llevado a Tamaulipas.

Fuera de dos que tres como Verástegui, Héctor Escobar Salazar y “El Arabe” Nader, a los que premió con candidatura, los demás se fueron por riñas y presiones internas. No tenían permiso ni para nombrar a un chofer, su chofer.

De los primeros en “saltar”, Lydia Madero García, la ex de Salud; Don Luis Sottil, de Cultura, y Gonzalo Alemán Migliolo, de Desarrollo Rural.

Para qué hablar de los demás colaboradores iniciales, como el Vicealmirante Luis Felipe López Castro, el Contralor Mario Soria Landero, o la jefa de Finanzas María Gabriela García Velázquez, cuyo currículum dice que es “ingeniera”.

Igual fueron cesados –nadie renuncia a suculentos sueldos- María Isabel Gómez, de Turismo; Estela Chavira Martínez, del Trabajo; Carlos W. Talancón, de Desarrollo Económico y así sucesivamente.

Es la administración que más ha cambiado gente en el curso del sexenio, lo cual genera sospechas que el problema no son los colaboradores sino el jefe.

Hablando de cuestiones académicas, el Rector de la UAT, Guillermo Mendoza Cavazos, presidió en Tampico la reunión del Colegio de Directores, teniendo como invitado al Director Ejecutivo del Centro Internacional de Excelencia de las Naciones Unidas en Administración Sensible de Recursos (ICE-SRM), Ulises Neri Flores, quien dictó plática sobre “Implementación de acciones de sostenibilidad en las industrias extractivas y energía”.