Columnas

La inevitable elección

Irónico que cuando Tamaulipas camina hacia la homologación de sus procesos electorales, habiendo vivido una elección en junio pasado y tendrá otra en el 2024, deba realizar una elección extraordinaria.

La razón, el deceso del Senador por Tamaulipas Faustino López Vargas, con posos meses de haber asumido la titularidad, luego de la licencia de Américo Villarreal Anaya, quien se separó para contender por la gubernatura que ganó y hoy ostenta de manera constitucional.

El vacío en la legislación electoral que no prevé esa doble ausencia, así como en la propia Constitución, que lo resuelve por la vía de una contienda de carácter extraordinaria, conducen al nuevo proceso electoral.

Faustino López Vargas falleció el 8 de Octubre pasado en un accidente carretero cuando viajaba a Zacatecas para acompañar a una de sus colegas senadoras a la presentación de un informe anual de labores.

En el marco de la sesión de la Cámara de Senadores del miércoles 9 de noviembre, el presidente de la mesa directiva Alejandro Armenta Mier, en respuesta a la petición de su colega panista Julem Rementería, anticipó la resolución.

Dijo que el próximo día 15 de noviembre será declarada la vacante por el Senado de la República y el 23 de Noviembre se emitirá la convocatoria correspondiente para la elección extraordinaria, de acuerdo a la responsabilidad que le confiere la Constitución a ese órgano colegiado.

Ya definido el calendario, si es que no hay algún ajuste de último momento, una vez que se emita la convocatoria, se estima que en los 90 días siguientes se realice la contienda, es decir después del 20 de febrero.

La última elección de senadores en Tamaulipas fue en el año 2018 a la par de la contienda presidencial de Andrés Manuel López Obrador, a quien se atribuyen las candidaturas de Américo Villarreal Anaya y Guadalupe Covarrubias Cervantes, a la postre ganadores de ese proceso.

Se estima por tanto que desde ese mismo montículo de lanzamientos políticos provenga la definición del abanderado morenista a la candidatura a senador por un año y medio que durará esa vacante.

Obvio que la resolución se bajaría a través del dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, quien ya debe traer bajo el brazo el resultado de la inminente encuesta que podría realizarse para validar el dato.

Aunque también cabe la posibilidad de que la responsabilidad se delegue a la entidad, donde recaería en el Jefe Político del morenismo en la entidad, que no es otro que el galeno victorense Américo Villarreal Anaya.

Aunque también se cubrirían las formas para que fuese a través de la estructura partidista donde despacha como Presidenta Yuriria Iturbe Vázquez, que muy poco se hace notar como dirigente de ese instituto político.

Nombres hay muchos, pero todos tendrán que pasar los filtros de la Ciudad de México y la capital tamaulipeca.

Por lo menos diez aspirantes han levantado la mano, pero una vez que «dedo moreno» apunte en una dirección, habrá alineamiento, pues el tiempo es corto y no da margen para el «corcholateo» tamaulipeco.

Entre los suspirantes aparecen los alcaldes Mario Alberto López Hernández de Matamoros y Adrián Oseguera Kermion de Madero;  el Diputado Federal Erasmo González Robledo, el ex alcalde Nuevo Laredo Carlos Cantúrosas Villarreal, el ex delegado de SEBIEN, José Ramón Gómez Leal y los exaspirantes a la candidatura a gobernador Oscar Martín Garza González y Rodolfo González Valderrama, que de alguna han sido cercanos a la fuente de poder central.

Por el lado del PAN, el segundo partido en importancia de acuerdo a la última votación, figuran el alcalde de Tampico Jesús Nader,  el ex candidato a gobernador César Verástegui Ostos y el escurridizo ex gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, aunque tendría que hacer campaña por twitter desde algún lugar de Texas, donde se refugia por la doble nacionalidad.

Mientras que del PRI, la cantera es más sólida, a pesar de que pueden tener menos votos, ya que sus aspirantes tienen mayor placeo y son menos vulnerables en este momento, entre ellos Enrique Cárdenas del Avellano, Ramiro Ramos Salinas y el propio Edgar Melhem Salinas.

Por Movimiento Ciudadano, el otro partido de cierta independencia y presencia en la entidad, los más viables para una campaña emergente son el ex candidato a gobernador Arturo Diez Gutiérrez Navarro y el Diputado Local Plurinominal Gustavo Cárdenas Gutiérrez.

Esta elección extraordinaria, se concretarse, sería quizá la última aparición en escena del Instituto Electoral de Tamaulipas, pues en la reforma electoral que se analiza en el Congreso Federal, está prevista la desaparición de los órganos electorales estatales.

Aunque la contienda compete al Instituto Nacional Electoral y la Vocalía de Tamaulipas, la estructura operativa descansa en el IETAM donde cobra como Consejero Presidente el jaibo Juan José Ramos Charré.

La misma suerte correría el Tribunal Electoral de Tamaulipas, donde mientras se dan los ajustes en la legislación electoral, tendrán que darse ajustes internos en la Presidencia, pues está por vencer el periodo de su titular Blanca Hernández Rojas.

Y como ese órgano colegiado se ha manejado en función de la identificación con los colores de moda, no sería raro que el nuevo presidente surja de entre los Magistrados Edgar Iván Arroyo y Osiris Sánchez Rivas, aunque tenga mejor formación el neolarendese Edgar Danés Rojas. 

Con este calendario electoral emergente de la elección extraordinaria, será una contienda muy difícil.

Intentar llevar a las urnas a los tamaulipecos con una sola boleta electoral para un Senador será muy poco atractivo.

Se puede anticipar una muy pobre asistencia a las urnas  de tal forma que se convertiría en una elección cara si se valora el costo por sufragio.

Ya veremos los resultados.

Será un mini-senador, no solo porque su periodo de un año y medio, sino por los votos que lo arropen.

Lo más viable es que esta contienda extraordinaria en puerta se la lleve Morena, partido que ha ganado las últimas tres elecciones y además tiene ya el control político del Ejecutivo Estatal.

Salvo que ocurra un catástrofe política interna.