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La niña fantasma del cementerio

*Cuando apareció por primera vez, un empleado del centro de la gasolinera que se encuentra frente al campo santo, nos platica un tanto miedoso pensó «esa niña por qué andará solita por las calles, ¿se habrá perdido?» incluso gritó: «niña, niña a dónde vas» pero ella solo volteó a verlo y siguió su camino.

*Por su parte, trabajadores del cementerio, dijeron «si es verdad, de eso tiene poco, algunos años, los compañeros que trabajan en la gasolina nos dijeron.

*Cuando Don José se percató de la hora, dijo «es la hora de los muertos», en ese momento sintió un escalofrío que le recorrió su cuerpo, un aire helado y volteo al panteón para darse cuenta que la reja principal se cerraba lentamente.

La historia que les contaré, se trata de una niña, que no ha sido identificada y me refiero a que alguien, algún trabajador del camposanto se haya percatado de dónde sale por las noches, es todos los días, ya que anochece y la avenida es casi desierta.

La pequeña de unos 9 años, deambula por el pasillo que divide el panteón para el acceso de los visitantes y automóviles, camina hacia la Hidalgo y cruza las ceras, viste una bata no es blanca en su totalidad, está manchada y sucia, como si se hubiera envuelto en tierra para jugar.

Los empleados de la gasolinera abierta por las noches, deducen, que la pequeña con su pelo largo color café oscuro y su vestido, es un alma en pena. Una pequeña que lleva unos cinco años siendo observada andando desde la entrada de la necrópolis hacia enfrente y se pierde entre las calles de la colonia Trueba, en el sector colonias.

Cuando apareció por primera vez, un empleado del centro de abasto del combustible, nos platica un tanto miedoso, que lleva ocho años laborando en el lugar, pensó «esa niña por qué andará solita por las calles, ¿se habrá perdido?» incluso gritó: «niña, niña a dónde vas» pero ella solo volteó a verlo y siguió su camino.

Primero, caminó de lado a lado de la cera del camposanto, pero luego se dirigió hacia la misma gasolinera, pasando por esa calle, Nafarrete y siguió hacia la antigua plaza de toros. Perdiéndose entre la oscuridad de las 3:33 de la mañana. Cuando Don José se percató de la hora, dijo «es la hora de los muertos», en ese momento sintió un escalofrío que le recorrió su cuerpo, un aire helado y volteo al panteón para darse cuenta que la reja principal se cerraba lentamente.

Al siguiente día, se repitió la misma escena, ahora sí vio como la niña salió del lugar de descanso de los fallecidos, para dirigirse hacia la misma calle y perderse entre la noche, el mismo horario.

Su reacción fue esconderse en el baño, dejó pasar 30 minutos y salió, a pesar de que llegaron clientes, no pudo despacharlos del miedo.

Por su parte, trabajadores del cementerio, dijeron «si es verdad, de eso tiene poco, algunos años, los compañeros que trabajan en la gasolina nos dijeron, nosotros no la hemos visto, pero les creemos porque todos coinciden en la historia».

Agregan, que no solo es la niña del panteón, si no también, una señora camina hacia la calle trasera, pero ella no sale en la noche, aseguran vecinos que camina por las tardes y de pronto desaparece.

Comenzaron a entender que era una alma pérdida, porque entre las 6 de la tarde y 8 de la noche es cuando se le observa todos los días, con una blusa rosa y un short verde floreado ambos ya relevados. En ocasiones cuando la señora se observa caminar, la acompaña un viento fuerte… pero ella no se sorprende ni reacciona, solo sigue su camino entre la calle Chairel.