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LA TERCA MEMORIA

LETRA PÚBLICA                                                                                                                          

LA TERCA MEMORIA

RODOLFO SALAZAR GONZALEZ

El método más eficaz para entender el fenómeno de la política en América Latina y sobre todo en México, es leer las memorias de personajes, como Julio Sherer García, quien después de haberse escapado de un seminario por las tentaciones del mundo material junto con otro jesuíta prófugo Enrique Maza y Don Vicente Leñero han resultado ser los mejores ilustradores de la manera cómo funciona el universo mental de los políticos.

Hace tiempo leí las Memorias de Don Julio Sherer, personaje por el que siempre sentí simpatía por la razón de que existía entre el ex presidente Echeverría y este periodista controvertido y erudito una animadversión correspondida.

Ya siendo ex presidente Luis Echeverría en las instalaciones de la Universidad del Tercer mundo, vi por primera vez a Adolfo Aguilar Zínser, de terno gris, de lana inglesa, delgado como Agustín Lara, con una nariz que parecía no tener fin y la mirada perdida en el cielo; una pipa en la boca. Después en una reunión a la que tuve acceso con personalidades académicas, de países tercermundistas, seguí mirando a Aguilar Zínser que parecía estar haciendo el mayor esfuerzo de su vida para entender lo que se decía sin pronunciar palabra. Posteriormente. El ex presidente Echeverría ordenó: «Adolfo, me gustaría oír tu punto de vista, y éste joven brillante que después se transformó en diputado,  senador, diplomático en la ONU y resultó ser uno de los personajes  más inteligentes e importantes de los principios del siglo XXI, disertar durante hora y  media haciendo una evaluación de todo lo que habían expuesto los panelistas sobre sus tesis en relación con el nuevo orden mundial, por el que tanto pregonó por el mundo el Presidente Luis Echeverría.

Después de éstas importantes reuniones el ex presidente Echeverría y el que escribe platicábamos; yo tenía que darle una serie de respuestas que de momento no tenía a la mano por que a Don Luis le interesaba mucho saber cuáles eran los productos que utilizaba la población en nuestro estado que se habían encarecido. Me preguntaba por Fernando San Pedro, quien en los años 70`s se convirtiera por segunda ocasión en alcalde de esta ciudad, venciendo con el apoyo de todos los tampiqueños de los sectores populares al PRI, quien fue representado en esa ocasión para conquistar la presidencia municipal tampiqueña a Don Jesús Holguera Altamirano, quien, técnicamente, había surgido como un emergente, no obstante de ser un ciudadano y empresario ejemplar y honorable no había figurado entre los personajes que tenían inclinación por convertirse en alcaldes de esta importante ciudad. Recuerdo que aquellos años el candidato que el PRI debió postular para no perder la alcaldía de nuestro puerto era José Bruno del Río, pero fue rechazado por el que en ese entonces gobernaba Tamaulipas, curiosamente un tampiqueño: Don Manuel Ravize. Bruno del Río se retiró de la actividad política en nuestro estado sin haber alcanzado la posición por la que siempre luchó mientras militó activamente dentro de las filas del PRI. Yo sé que él hubiera no existe en política, pero no dudo que José Bruno del Río de haber sido alcalde, estaría considerado como de los mejores; como los son los ex presidente municipales, el maestro Don Francisco A. Villareal y El Dr. Rodolfo Gil Sayas.

Había dos personajes intelectuales que llamaban la atención a Luis Echeverría, Carlos Monsiváis con quien quería platicar y que de plano el «Monsi» nunca aceptó reunirse con él. El otro era Don Julio sherer García, contemporáneo del Presidente, a quien en ocasiones Echeverría no lograba comprender cuál era el objetivo de la existencia de éste controvertido periodista mexicano. En sus memorias, Julio Sherer deja caer toda su amargura sobre personajes que ya no están vivos para que respondan de éstas ofensivas que desde mi punto de vista resultan inapropiadas y con algunos perfiles antiéticos. Hace pedazos a Don Gastón García Cantú, historiador admirable, un personaje al estilo del legislador Griego Draco, que hizo de la austeridad y el estudio parte de su existencia a pesar de haber ocupado cargos importantes. Cuando el Rector Barros Sierra durante el 68, hubo de abandonar la UNAM, el único que lo acompañó en su resistencia ante la presencia de los tanques que entraron al campus universitario era Gastón García Cantú, quién lo acompañó a su automóvil, y lo vio partir, dándose cuenta que tan solo traía en su bolsa 3 pesos y esperó con una especie de resignación tibetana el autobús en el que viajaban todos los estudiantes de la UNAM que no tenían coche.

Julio Sherer afirma que el tiempo de los políticos, es más lento que el tiempo de la vida, esto quiere decir que el tiempo que vivimos no cala en el entendimiento de los políticos, «algunas veces ciertos políticos me parecen sociópatas, (un término agradable, recientemente inventado por la psiquiatría  moderna para describir a una persona que tiene serios conflictos de conducta) de no estar conscientes del verbalismo en que incurren y que creen, que quien los escucha acepta con la misma importancia que el político pronuncia sus palabras sin saber, que el interlocutor se siente ofendido en su inteligencia ante tanto verbalismo sin sustento y desconsiderado. Ciertos políticos siguen siendo lo mismo de hace 30 o 40 años, a pesar de que tengan un aspecto moderno y hable de globalización y de darle oportunidad a la gente joven por el hecho de ser preparados».

La última compañera de vida de Don Gastón García Cantú, la historiadora Martha Robles, también fue tema caótico de la pluma de Don Julio Sherer, quien pública la razones y los motivos que los llevaron a separarse y dejar de ser Don Gastón y ella una de las parejas intelectuales que mayor influencia tuvo en época previa al movimiento del 68. En su crónica de memorias Don Julio también se refiere a un Carlos Slim, joven y con mucha voracidad por comerse el mundo y llenarse los bolsillos de dinero. Refleja sin ambages el poder económico de Carlos Hank González (el autor de la frase: político pobre, pobre político) de quien revela que fue seducido por la encantadora personalidad de este mexiquense que llego a ser jefe del Distrito Federal en el gobierno de José López Portillo, y que al término de su gestión presidencial le obsequio a Jolopo lo que hoy coloquialmente el pueblo de México conoce como la colina del perro recibiendo bienes como un departamento en Acapulco en donde Don Julio Sherer vacacionaba alegremente los fines de semana con su familia.

Ya se dibujaba el estilo radical que como entrevistador y reportero Don Julio Sherer adquiri¾ al final de su vida: las entrevistas que le hizo al Mayo Sambada y a la Reina del Pacifico lo convirtieron a sus ochenta años en un temerario y oportuno reportero buscando la noticia entre los capos del crimen organizado.

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