Columnas

Los “gritos” de Gustavo y Cavazos Lerma

Opinión pública

Los “gritos” de Gustavo y Cavazos Lerma

Por Felipe Martínez Chávez

Cd. Victoria Tamaulipas. – En 1994 Victoria padecía la hasta entonces peor administración municipal en sus 250 años de historia (luego vino Xicoténcatl González Uresti a quitarle el “campeonato”).

Era un gobierno emanado del PAN-PRD. Por razones todavía no entendibles, el pueblo le entregó el poder a alguien que consideraba el encargo como su “juguetito nuevo”, algo que le regalaron para disfrutar en sus ratos libres y destruirlo como en efecto lo hizo.

En su interior no asimilaba que, en la elección del 92´, cuando fue incendiado el Consejo Electoral de Matamoros (video de por medio como prueba), la entonces Procuraduría de Justicia giró órdenes de aprehensión.

Con ese trauma decidió confrontar al gobierno de Manuel Cavazos Lerma, un político “chicharronero” curtido en el sector público con tres accesos al Congreso de la Unión en calidad de diputado y senador, que lo soportó y hasta le regaló dinero. En el fondo le tenía cariño.

El panista lo “cocoreó” desde que llegó al 17 Hidalgo en 1993. Quería que el Estado le regalara billetes a manos llenas. No le rendía el presupuesto y no había obra pública. Luego se supo que el recurso se iba a una estructura de “jefas” de grupo que le arrebató al Pri, y que quería aprovechar para colocar a su compadre Abelardo Perales como sucesor.

Cada rato el “muchacho alegre” le pedía prestado a la Tesorería. Llegó a sumar once “adelantos” de participaciones federales por la suma de 11.2 millones de aquellos días, y que nunca devolvió. Significaban seis meses de “adelanto” del recurso a que tenía derecho con Doña Fede.

Nunca tenía para pagar la nómina municipal, ni a proveedores.

En el fondo el sombrerudo “quería” al alcalde porque nunca se cobró “a lo chino” descontando el dinero desde Tesorería, pero el alcaldito no desaprovechaba oportunidad para estarlo jeringando.

El primer “préstamo” que pidió fue el 29 de junio de 1993 por un millón de pesos; el segundo el ocho de julio el mismo año por otro melón. Prácticamente se volvió rutina que cada mes pedían para completar nómina y aguinaldos.

Aparte, debían a proveedores otros diez melones, para hacer la suma de 20 millones de pesillos, casi ¡el presupuesto anual! del municipio.

Además están los préstamos personales que aquel muchacho, animado por las jornadas etílicas, había pedido a Banorte, también para ajustar nómina.

En abril de 1994 solicitó un crédito “para continuar obras del ayuntamiento” por la suma de 4 millones de nuevos pesos, que respaldó con sus negocios particulares. Lo pagó con fondos federales.

Se creía invencible. En 1993 había recibido apoyo del mismo banco, sin pasar por el Congreso del Estado.

Sin embargo en diciembre del 1994 el Legislativo paró las orejas luego que el jovenazo se atrevió a recibir otro millón 400 mil, presuntamente para obras y sueldos, sin avisar ni a cabildo.

Había razón. El gobernador no quiso aplastarlo porque no quiso.

Antes, en septiembre de ese año venía el “Grito de Independencia”.

El ayuntamiento panista mantenía en nómina al “grupo femenil de choque”, las golpeadoras lideradas por una mujer de apellido Izaguirre domiciliada allá por el Fovisste.

Al recibir noticias de su centro de espionaje (Cisensito) que sería abucheado (habían “hueveado” a Felipe Garza Narváez) en la ceremonia del Grito en Palacio de Gobierno, Cavazos decidió no participar y se fue a Nuevo Laredo al lado de su amigo Horacio Garza Garza, el alcalde.

Era el 184 aniversario de la Independencia (inicio) y, que se sepa, ningún gobernador había presidido evento similar fuera de la capital.

El “grito” municipal fue en 17 Hidalgo.

No hubo consecuencias políticas. El panista siguió destruyendo el patrimonio de los victoreses hasta que terminó en diciembre de 1995.

Hoy, a días del Grito, nadie lo ha informado oficialmente pero, la versión dice que el todavía Gobernador Francisco Javier no correrá el riesgo de recibir abucheos si asiste a una concentración en la explanada de Palacio, pese a la vigilancia que ejerzan sus guaruras sobre quienes entran.

Lo más posible es que acuda a Tampico, donde al alcalde Jesús Nader tiene “control” sobre los colonos. Hacerlo en la “segunda capital”, Reynosa, no garantiza que no le vayan a gritar. Hay gobierno guinda.

Al quedar libre la explanada de la plaza de la Constitución –estatal- no significa que las huestes de la 4T vayan a tomar el control e ir a “gritar”. El evento será en 17 Hidalgo presidido por el alcalde Lalo Gattás.

Por cierto, Gattás rindió el viernes su primer informe de gobierno, donde se mostró “contento pero no satisfecho” porque falta mucho por hacer, dijo, y reiteró “con palabras que salen de mi corazón”, que no le fallará al pueblo victorense.

Comentó a la prensa que al Grito suyo, frente a la alcaldía, asistirá el Gobernador Electo Américo Villarreal Anaya.

Y el sábado, en el gimnasio de la Secundaria No. 4 de Victoria, el precandidato a la dirigencia de la sección 30 del SNTE, Arnulfo Rodríguez Treviño, demostró músculo de las simpatías de que goza en el magisterio.

Fue un “encuentro de amigos” organizado por el anfitrión Jaime Galván Galván, al que asistieron principalmente maestros de nuevos ingreso y jubilados.