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Palacio de Andonegui: cárcel más tétrica de México

*Sus paredes encierran historias de horror, tristeza y dolor. Se cuenta en la historia que se presentaron innumerables fugas, motines, y la salida por medio de un clóset de madera adaptado con doble fondo del «Capitán Fantasma», delincuente acusado de poco más de 20 asesinatos e innumerables robos.

Por Diana Alvarado

El Palacio Penal del municipio de Tampico hace cinco años fue convertido en un Museo para la niñez, es un sitio de aprendizaje, diversión y sobre todo de esperanza y motivación para las niñas y niños del sur de Tamaulipas.

Sin embargo, fue la cárcel más tétrica de las cárceles de México, sus paredes encierran historias de horror, tristeza y dolor. Se cuenta en la historia que se presentaron innumerables fugas, motines, y la salida por medio de un clóset de madera adaptado con doble fondo del «Capitan Fantasma», delincuente acusado de poco más de 20 asesinatos e innumerables robos.

David Granadosb Ramírez, Historiador del Rescate Histórico de México, explicó que este es un edificio que forma parte del patrimonio histórico y que otorga identidad a Tampico.

Explica parte de la historia del también identificado como «El Cerro de Andonegui», un cerro habitado por huastecos, desde hace mil 200 años en el año 700, siendo un lugar más alto de la zona donde se observaba directamente el río Pánuco.

Hacia la conquista en 1823 en los planos se destaca el Tampico El Viejo, el Farallón, y el Cerro de Andonegui cercano a la Laguna del Carpintero, es un «punto referencial geográfico» del sur de Tamaulipas.

En 1829, fue escogido por el Gra. Antonio López de Santa Ana y sus tropas, establecieron una batería a cargo del Capitán Andonegui originario de San Luis Potosí, con poco más de 200 artilleros dieron esa última batalla del 11 de septiembre de 1829 cuando se consolidó la Independencia Nacional, se sube a la estacada fue herido un par de ocasiones sin negarse al combate, pasa a la historia que dejaría marcado el sitio para la posteridad, desde entonces el cerro se le llamaría como «Cerro de Andonegui».

Se destinó como fortín para la invasión norteamericana de 1847, y fue destruido hacia 1872.

A finales del siglo XIX, se instaló un tranvía para crecer la zona de Villa Cecilia y la construcción de La Barra con las escolleras, se instaló una planta eléctrica de Andonegui, también siendo un punto referente de la ciudad.

En ese tiempo, Tampico comenzó a desarrollarse con el auge petrolero y comenzaron a construirse los grandes edificios que forman parte del patrimonio histórico,  el gobernador tomó en cuenta el problema de hacinamiento de la cárcel de Tampico, considera que debe construirse el Palacio Penal y analiza planos con el estilo neoclásico inglés, se inicia la edificación en 1922 con un reloj que marca la hora de aquella época, el gobernador Candelario Garza inaugura el edificio.

Fue una cárcel más tétrica de las cárceles de México, con un hacinamiento de 2 mil presos cuando tenía una capacidad de solamente 500 de ellos. Un lugar en donde se sentía un intenso calor.

Estuvo abandonado muchos años, se pensó hacer un Museo de la Ciudad, terminaba por considerarse de los sitios como La Puntilla, Isleta Pérez, el Hospital Civil y el Andonegui en colocar una bomba o rehabilitar «la primera opción era más fácil».   Pero son joyas del patrimonio de la ciudad de Tampico, refirió David Granados Ramírez.

El 25 de octubre del 2005 se trasladaron a los reos hacia el penal del municipio de Altamira, quedando abandonado por muchos años el Palacio Penal.

Sin embargo, en el 2018 se consideró rehabilitar y proyectar un sitio que formará parte del desarrollo humano y cognitivo de los tampiqueños y lugareños de la zona sur de Tamaulipas, pero además de todo aquel visitante que arribará a Tampico, Madero y Altamira.

Se inauguró el 11 de abril del 2019 el Barco Museo del Niño con 50 mil visitantes durante los primeros 15 días de haberse abierto.

«Lleno de alegría, risas y diversión para todos los niños, familias enteras han visitado el Barco Museo del Niño, es un lugar de fantasía, pero de aprendizaje para las infancias de nuestra zona», expresó el historiador.