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¿QUIENES ERAN LOS CONTIFICOS?

LETRA PÚBLICA                                                                                                                                                                   

¿QUIENES ERAN LOS CONTIFICOS?

                                                           (II DE II)

RODOLFO SALAZAR GONZALEZ

Prácticamente los primeros tecnócratas que alcanzaron el poder en México fue el grupo denominado «Los Científicos» que con sus conocimientos adquiridos en el extranjero y su abolengo deslumbraron a Porfirio Díaz al grado de ejercer sobre su persona un nefasto control que en primer lugar dañó a la nación, predisponiéndola al periodo revolucionario que se inició en 1910, y después destruyó al Dictador, llevándolo a concluir su vida exiliado y olvidado en París.

Fueron comandados primero por Manuel Romero Rubio, Secretario de Gobernación y suegro de Porfirio, posteriormente por José Ivés Limantour, hijo de franceses, experto en asuntos financieros al menos es la reputación con la que pasó a la historia. Casi todos eran abogados. Con excepción de Francisco Bulnes, que era Ingeniero Civil, pero con conocimientos sobre economía y política, actividades que ejerció con éxito durante el Porfiriato. Es una incógnita cómo hombres de talento y esmerada instrucción no lograron conservar una posición política en períodos transicionales de la historia en donde el talento se les esfumó y la instrucción se transformó en soberbia. Este fenómeno no es privativo solo de los hombres conocidos en el Porfiriato como los «Científicos». También sucedió con la «Generación de la Reforma» que en opinión de algunos historiadores contemporáneos era una verdadera arcada de hombres patriotas bien intencionados.                                                                                              Daniel

Cosío Villegas, en su Historia Moderna, para dar a conocer el nombre, importancia y jerarquía del grupo «Los Científicos» recurre a los textos clásicos de Don Luis Cabrera; quien a través de sus titulados llamados «Cargos Concretos» realiza una clasificación formidable de los Científicos dando a conocer la lista y rango.

Quedando así: «La capa superior estaba encabezada por Limantour y la componía Justo Sierra, La Trinidad de los Abogados- Pablo Macedo, Joaquín Casasus y Rosendo Pineda. Rafael Reyes Spíndola a cuyo cargo estaba el control de la Prensa, los Banqueros Fernando Pimental y Fagoaga y Enrique C. Creel.

Venían después el cuerpo formado por un grupo de abogados y funcionarios públicos, ricos de abolengo y empresarios, entre los Abogados estaba: Fernando Duret, José Castillo, Rafael Dondé, Emilio Rabasa, Manuel Sierra Méndez, Guillermo Obregón y Ramón Prida.

Entre los funcionarios: Miguel Macedo, Guillermo de Landa y Escandón, Francisco L. de la Barrera, Roberto Núñez y Emilio Pimental. Los ricos de abolengo eran Sebastián Camacho, Antonio Pliego Pérez. Alberto Terrazas, Tomás Mancera y los empresarios: Gabriel Mancera, Tomás Mc. Manus, Ernesto Madero, Eduardo Henkel, Manuel Cuesta Gallardo y otros.

«Los Sabios a sueldo»: Ezequiel A. Chávez, Porfirio Parra, Manuel Flores y Genaro García; Entre las «Plumas de Alquiler»: Francisco M. Olaguibel, Carlos Díaz Dufo, Luis del Toro, José María Lozano, Nemesio García Naranjo y otros. Entre los «Barriletes» estaban: Luis Vidal y Flor, Manuel R. Uruchurtu, Juan R. Orsí. Vienen después los Científicos por parentesco, José Castello Junior, Guillermo Obregón e hijo, Miguel Lanz Duret, Carlos Casasus e Igancio de la Barra y la comparsa de «Achichinques» la formaban gente como: Telésforo Ocampo, Roman Mena, Iganacio B. del Castillo y Angel Pola».

A los que Don Luis Cabrera jocosamente llamaba en sus artículos, científicos de tercera o simplemente cientifiquíllos. No más.

José López Portillo y Rojas y Juan Sánchez Ascona, publicaron en 1920, sendos trabajos sobre «El ascenso y caída de Porfirio Díaz», es allí donde se revela el número y jerarquía de todos los científicos, que fueron para Luis Cabrera, el principal objetivo de sus discursos. Siendo clásicos sus artículos donde hace público el daño y el nivel de corrupción que llevaron al Gobierno de Porfirio Díaz. Unos actuaban como destacados funcionarios: Romero Rubio y Limantour; otros como constructores y abogados que actuaban al servicio del Gobierno: Como Reyes Espíndola y Casasus, cuyo bufete era la envidia de la época por su exitosa relación con el Gobierno de Díaz.

El nacimiento de los Científicos como grupo dominante surgió en 1892; poder que se prolongaría hasta 1909. Reuniéndose por primera vez en una convención que la historia política de México conoce como «La Gran Convención Liberal» que tenía por objetivo apoyar la candidatura del General Díaz en donde el caudillo aceptaría reelegirse como Presidente de la República. Allí se elaboró un manifiesto en donde aparece el término de ciencia para substituir al de educación de donde saldría del apodo Científicos, que más tarde llevarían los plutócratas que rodeaban al General Díaz. Podemos afirmar que a partir de 1892, Porfirio Díaz reprime las últimas manifestaciones de opinión y los últimos intentos de libertades políticas.

Los asesinatos de García Cadena en Zacatecas; de Corona en Guadalajara; de Arnulfo Arrollo en México. La aplicación de la «Ley Fuga», las disoluciones de clubes políticos como el «Ponciano Arriaga» en San Luis Potosí, hasta la matanza de obreros en Río Blanco y Cananea, fueron elementos suficientes para convencer a cualquiera que la dictadura de Porfirio era una tiranía de verdad; que era imposible removerlo del cargo de Dictador, ni por medio del voto, ni por la conspiración, ni siquiera por un cuartelazo. La única forma para reclamar el goce de las garantías en aquella época era por medio de la influencia poderosísima de los «Tecnócratas» llamados los Científicos. Entre los cuales había gente de cultura y de capacidad intelectual como Justo Sierra, Pedro Díez Gutiérrez y Rosendo Pineda. Por último desde 1892 hasta aproximadamente 1909, no se hizo en México más política que la de este grupo dentro del Gobierno con el apoyo de Porfirio Díaz. Primero con Manuel Romero Rubio y después con José Ives Limantour como jefes del mismo.

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