Columnas

«REFLEXIÓN SOBRE LA ACTUAL TRANSFORMACIÓN»

Dr. Jorge A. Lera Mejía

Esta semana, tuve la oportunidad de leer un interesante artículo, abordando la situación que guarda el modelo político, social y económico mexicano, reflalexion que basa su diagnóstico, en que «México no necesita un verdadero líder en esta etapa histórica, lo que realmente necesita, es un nuevo sistema».

El artículo citado fue publicado este 11 de mayo, por la organización SEPGRA, se denomina «México no necesita un nuevo líder; Necesita un nuevo sistema» (‘Mexico does not Need a New Leader; It Needs a New System’); se puede leer completo en inglés o español en la siguiente liga: https://sepgra.com/mexico-does-not-need-a-new-leader-it-needs-a-new-system/

INTRODUCCIÓN:

Empecemos por el final: México está en un proceso de destrucción de instituciones para asegurar que los que están en el poder se queden para siempre; no se trata, como pretenden, del comienzo de una nueva era sino del fin de un sistema político que permitió al país vivir con relativa calma pero desigual prosperidad durante un siglo.

Sin embargo, el sistema ya no era funcional. Pasó de una clase dominante egoísta a una tecnocracia corrupta, a una cleptocracia mediocre (un gobierno cuyos líderes corruptos usan el poder político para crear y expandir sus fortunas), a una kakistocracia deshonesta (un sistema de gobierno dirigido por los peores, ciudadanos menos calificados o más inescrupulosos) encabezados por un líder fanático e ignorante intelectualmente discapacitado.

No hay una cuarta transformación (4T). Es el Fin del Sistema Político Mexicano.

Lejos de la oscura y pomposa denominación que pretende marcar el inicio de una nueva era en la historia, la llamada “Cuarta Transformación” (4T) no es más que la destrucción sistemática y rabiosa de instituciones sin ningún plan ni modelo, ni siquiera una idea aproximada de qué hacer para alcanzar los nebulosos objetivos derivados de los eslóganes de campaña, barnizados con fijaciones ideológicas propias de la adolescencia.

Los partidos políticos se convirtieron en franquicias controladas por bandas que se repartían el botín de los cargos públicos para su beneficio a través de contratos, concesiones, licencias, exenciones, renuncias, condonaciones, nombramientos en puestos clave, postulaciones a cargos legislativos, reformas a leyes y reglamentos, destituciones de investigaciones criminales y muchos otros beneficios indebidos e ilegales como el otorgamiento de honores inmerecidos que los favorecieron a ellos o a sus allegados.

Esto fue cada vez más público y notorio, degradando la imagen de los funcionarios públicos, los políticos y sus partidos ante los ojos del electorado. Según Transparencia Internacional, el 91% de los mexicanos percibe que los partidos políticos son instituciones corruptas.

A raíz de ello, y ante el creciente descontento por la precaria situación económica y la inseguridad en que vive la mayoría de la población, la ciudadanía los rechazó en las urnas, eligiendo a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien, aparentemente, representaba todo lo contrario: un hombre astuto que supo hacer creer a la gente que era un demócrata honesto, sin ataduras a quienes controlaban el enorme aparato de corrupción, a quienes denunció y atacó en cada discurso, prometiendo acabar con ellos. y con la corrupción, a la que culpó de la pobreza generalizada en todo el país.

El resultado del experimento es bastante caro. Una vez en el poder, surgió un caudillo megalómano, resentido, ignorante, faccioso e intelectualmente desafiado, incapaz de discernir nada que no fuera parte de su evangelio, que arrasó con los profesionales del servicio público y expertos en sus campos, y los reemplazó con fieles de su tribu en puestos para los que no están calificados, excepto por su lealtad al líder de la pandilla. Así, después de más de tres años, la pobreza y la pobreza extrema se han expandido, la inseguridad es más violenta y se extiende geográficamente por todo el territorio nacional, y el crimen organizado es tolerado y ahora gobierna partes del país. Los que antes habían sido acusados ​​de corrupción ahora son sus aliados y beneficiarios de sus favores, protección y encubrimiento, y la corrupción desenfrenada es peor que nunca.

La estrategia política de la 4T es inteligente y clara: polarización basada en silogismos y falacias. He aquí un ejemplo: si tú eres pobre, es porque éste es rico; Si es rico, es porque es corrupto y se asoció con gobernantes anteriores para robarle a la nación, y por eso ustedes son pobres; Si estudió y obtuvo un posgrado, es un tecnócrata que no te entiende ni te importa y solo busca beneficiarse a sí mismo y a sus patrones extranjeros que siempre nos han explotado; Si vives en una zona acomodada y tienes una buena casa es porque eres corrupto, y por eso los demás son pobres. Ergo: Si no eres pobre, eres mafioso del poder, conservador neoliberal, adversario de los pobres y de la 4T. Ergo: si quieres dejar de ser pobre, viaja en el tiempo al pasado porque la corrupción se acabó.

… A manera de conclusión: Sí, México necesita urgentemente un nuevo sistema.

Defender los derechos de los ciudadanos a ser gobernados por los mejores y más capacitados para ello.

Salvar al país del atraso y de la inminente bancarrota económica.

Tener un congreso que se respete como lo que debe ser: otro poder del gremio.

Evitar cambios a la constitución tendientes a mantener indefinidamente en el poder a un grupo de incapaces, rapaces, que se sienten ilustrados y por encima de la ley y las instituciones.

Para evitar que el crimen organizado, tanto de cuello blanco como de ametralladora, siga gobernando a quienes deben combatirlo.

Para evitar que, por la torpeza en la gestión del gobierno y la tibieza en el uso de la fuerza pública para imponer el orden y hacer respetar la ley, nuestro prójimo se vea obligado a intervenir para hacer lo que el nuestro no quiso o no pudo hacer, poniendo en riesgo y causando daños en su territorio, con el argumento éticamente válido de salvaguardar la vida y los bienes de sus ciudadanos.

No permitir que nuestra incipiente democracia se transforme en una tiranía encabezada por un hombre con discapacidad intelectual.

Evitar que la mayoría se oculte de la realidad con una narrativa triunfalista, convirtiéndose eventualmente en una tragedia.

(Fin de la sintesis citada)