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Se calienta Tamaulipas

Hay una expresión popular que se usa para referir que la situación está tensa, difícil, dura o complicada en la entidad: «Se calienta Tamaulipas».

Se aplica más en el terreno de la seguridad o inseguridad pública, en la política al interior de partidos cuando van a definir candidaturas, en la competencia entre partidos durante las campañas electorales y en las votaciones, e incluso en las competencias deportivas.

Y obvio que eso siempre hay dos o tres posiciones.

La autoridad lo minimiza, para ellos funciona el trabajo de prevención y combate al grado de que son «hechos aislados».

La oposición la magnfica para descalificar a quien tiene la delicada responsabilidad del control o combate.

Y el pueblo que la vive en la justa dimensión, desgraciadamente sin que unos u otros contribuyan de manera determinante a reducirla.

Pero la frase o dicho popular «Se Calienta Tamaulipas», tiene su verdadero significado en el aumento en el calor físico, en el aspecto climático.

Y hoy en este campo, cuando las temperaturas máximas del día oscilan entre los 40 y 45 grados centígrados en las ciudades fronterizas, del centro y sur de la entidad, nadie puede negar que «Se calentó Tamaulipas»..

Y que no es un hecho aislado, sino la mayor parte de los 43 municipios de la entidad.

Y no solo dos o tres días, sino que han sido semanas, quizás las dos últimas las más críticas.

Pero que se prolongará por más tiempo,, pues cerrará el mes de junio con esta ola de calor fuertísima.

En tanto que el 3 de julio arranca la canícula, el periodo ordinario de 40 días más caliente del año.

Y este periodo onda cálida tiene sus efectos negativos en todo el medio ambiente.

No solamente la sufra nuestra especie, el humano, sino todos los seres vivos sobre la faz de la tierra,

Si usted es un poco observador, las mascotas, perros, gatos y otros animales domésticos la sufren igual o peor. Y si les descuida pueden morir de golpe de calor, de insolación, sed, deshidratación.

Igual ocurre con las aves, decenas, cientos, miles mueren de sed, deshidratación y calor en busca de agua para abrevar.

Los insectos igualmente, incluidas las abejas, uno de los más benéficos por su labor de polinización y productores de miel uno de los alimentos más ricos.

Esta ola de intenso calor, derivada del efecto nocivo de contaminación consciente e inconsciente que se traduce en el cambio climático grave a estas alturas en el globo terráqueo, pone al descubierto nuestra vulnerabilidad.

No tenemos augua potable suficiente para periodos ordinarios, menos para estas emergencias.

Tampoco la energía eléctrica para asegurar el adecuado funcionamiento de los enfriadores en el hogar, la oficina o las áreas de esparcimiento o sociales. Así como para la industria, el comercio, la educación, la salud.

Los aires acondicionados y luz han fallado en miles de hogares, decenas de escuelas, cientos de comercios, cientos de oficinas públicas o privadas e incluso en los hospitales tamaulipecos.

De estos últimos surgieron quejas en el Hospital General de Ciudad Victoria y el Hospital Canseco de Tampico, por citar algunos, pero casi todos tienen sus problemas.

Se han registrado desmayos o desvanecimientos en centros escolares, incluso en algunos dotados de buena infraestructura y aire acondicionado como la Escuela Leona Vicario de Ciudad Victoria.

Imagine cuántos planteles rurales o de colonias populares no tienen las aulas de materiales adecuados, ventilación y al menos abanicos, ya no aires acondicionados.

Y lamentablemente, a pesar de la temperatura caliente, las autoridades educativas se han mostrado tibias para suspender las clases presenciales en forma general y mandar terminar el ciclo con clases en línea. Ya se tuvo la experiencia de dos años en la pandemia de COVID-19, así es que no es nada nuevo.

El estado de Coahuila acaba de tomar esa decisión por el bien de los niños y adolescentes en especial, así como sus maestros.

A ver si eso sirve de ejemplo a las autoridades educativas tamaulipecas que dirige Lucía Aimé Castillo Pastor.

Igual habrán que aplicarse ahora si a fondo para cumplir de la mejor forma con el flujo del agua limpia y la mejor distribución posible en los hogares tamaulipecos los directivos del Sistema de las COMAPAS o Juntas de Agua, sean municipales o estatales.

Y en ello, los alcaldes de las principales ciudades deben ser actores o gestores directos, pues de alguna forma están en los órganos de dirección:.

Carmen Cantú Rosas Villarreal, la dama de los tres apellidos en Nuevo Laredo; Carlos Peña Ortiz en Reynosa; Mario López Hernández en Matamoros;  Eduardo Gattás Báez en Victoria; Armando Martínez en Altamira;  Jesús Nader en Tampico; Adrián Oseguera en Madero; Noé Ramos en El Mante; Eduardo Yáñez Villegas (Calabacito) en Río Bravo; Maybella Ramírez en San Fernando; y Alberto Alanís en Valle Hermoso.

Más allá de los colores partidistas por los que llegaron, de sus profesiones, capacidades y equipos de colaboradores buenos, regulares o malos, tienen que entrarle de lleno a esta tarea de asegurar que el agua no falte a la población, pues los descuidos serían letales para la población vulnerable.

Es en este tipo de contingencias, emergencias o situaciones críticas, cuando se debe actuar a fondo, con sensibilidad, con oportunidad, con responsabilidad y humanismo.

Más allá de los slogans gubernamentales.

Escuelas bien dotadas de infraestructura y equipo, hospitales trabajando al cien por ciento en infraestructura, equipo físico y equipo humano, hogares bien dotados de servicios de agua potable y  energía eléctrica .

Es lo mínimos que puede esperarse de las autoridades federales, estatales y municipales.

Así las cosas en este momento en que «Se Calentó Tamaulipas».

Habrá que modificar otro dicho popular.

Lo que no descubre el tiempo lo descubre el agua.

Y le agregaría.

Lo que no descubre el tiempo, lo descubren el agua o el calor.

Que tiene su origen en las deficiencias en las obras y acciones de gobierno que afloran en las intensas lluvias.

Y ahora se aprecian igual por la intensa onda de calor.