Columnas

Tamaulipas es un estado grande, rico y diverso.

El Gabinete

Por: Javier Terrazas 

Tamaulipas es un estado grande, rico y diverso.

Es la suma de seis regiones con vocaciones distintas y distantes.

Al norte, tiene 371 kilómetros de frontera con Texas, Estados Unidos, enlazada por 17 puentes internacionales a lo largo de 10 municipios en los que habita el 52% de la población estatal.

Una plataforma logística para importaciones y exportaciones y por tanto asiendo de más de 400 industrias maquiladoras.

Al este, dispone de 430 kilómetros de litoral con el Golfo de México, con 4 puertos marítimos a lo largo de los siete municipios costeros, con potencial petro-químico, pesquero, turístico y ganadero.

Al oeste, tiene vecindad con el industrioso estado de Nuevo León, delimitado en gran parte por la Sierra Madre Oriental y por tanto con vocación forestal y un poco de minería.

Mientras qué, al sur, en sus zonas de altiplano y huasteca, tiene vecindad con San Luis Potosí y Veracruz, con quienes tiene gran interacción comercial y de servicios.

Son varios Tamaulipas pequeños. Su integración eficaz es un gran reto que requiere un gobernante visionario, dinámico y gran liderazgo.

Fundamental para mantener la vinculación de las zonas y la gobernabilidad.

Por ello, en la definición del nuevo gabinete estatal que ayudará al primer gobernante de izquierda a esa delicada misión, tendría que incorporar a elementos lo mejor calificados posible, de las diversas zonas.

La transformación de Tamaulipas debe ser más que un slogan o cliché copiado de una estrategia federal.

La riqueza de cada una de sus regiones puede ser la punta de lanza para el mejor aprovechamiento de su potencial, siempre que haya talento y compromiso en que la distribución sea equitativa e incluyente para los locales.

Un gabinete que pase cierto tamiz ideológico y sin duda con los valores de honestidad, compromiso social y humanismo, pero con experiencia, capacidad y vigor.

Que ésta condición de identidad morenista, así como los compromisos de equidad de género y apertura a las nuevas generaciones no excluyan el aprovechamiento de las mejores mujeres y hombres con talento y preparación para afrontar los rezagos, exigencias, retos y oportunidades del Tamaulipas actual.

Sin duda, hay que aprender de las lecciones recientes en que los gabinetes se convirtieron en grupos de amigos incondicionales que solo vieron por su presente y futuro y se olvidaron de Tamaulipas. Hay dos en la cárcel y uno más enfila hacia allá.

Para ejercer un buen gobierno, más que un grupillo de súbditos y cómplices, son indispensables los liderazgos regionales mejor calificados y preparados, no los más obedientes y leales.

El gobernador electo de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya, tiene aún tiempo de revisar a fondo quienes son los que puedan coadyuvar mejor en sacar adelante la “papa caliente” que recibirá a partir del 1 de Octubre. Un Estado endeudado, inseguro, con graves rezagos de infraestructura hidráulica e infraestructura para el desarrollo. Villarreal Anaya requeriría de muy poco esfuerzo para superar la deplorable labor del gobernador saliente, Francisco García Cabeza de Vaca. Con un gabinetito lo haría.

Sin embargo, el referente para su gobierno será el que desarrolló hace varias décadas su padre Américo Villarreal Guerra.

Y ello obliga a un gabinete de primer nivel.

Así es que debe analizar con detenimiento los perfiles, los nombres, los prospectos, los compromisos y el tamaño de la misión. Tamaulipas es la prioridad, por encima del «cuatachismo» y del «chambismo»

Los nuevos Heriberto Batres García, Francisco Rábago Castillo, Francisco Lavín Ortíz, Aníbal Pérez Vargas, Felipe Fernández, Fortunato Martínez Farías, Mario Alberto Cruz Ayala, Santiago Vidal Balboa y Manuel Montiel Govea deben aflorar. De ese tamaño.

Lo que circula por ahora en redes sociales, es morralla.