Columnas

Tomando distancia del uno

David Ed Castellanos Terán

@dect1608

Tomando distancia del uno

La guerra de bajo perfil entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el aún coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal Ávila, no es el único conflicto bélico del imperio cuatroteísta. Comenzó la segunda “guerra marcedónica”.

Hace diez años, mucho antes de que el ahora presidente mexicano rompiera su palabra y no cumpliera con lo prometido, cuando Marcelo Ebrard Casaubón, era jefe de Gobierno del Distrito Federal, se enfrentaron en la “primera guerra marcedónica”. Marcelo y Andrés, ambos integrantes de la izquierda mexicana se querían enfrentar al priísta Enrique Peña Nieto, candidato del PRI, cantado desde años antes al conflicto.

La guerra entre estos dos personajes “el presidente legítimo” y “el jefe de Gobierno”, significó el más grande de los problemas diplomáticos entre izquierdistas, quizás, el más significativo entre Ebrard y López, una guerra que revivió en el 2021 sus respectivos rencores.

Desde que inició el gobierno de López Obrador -ahora sí, cuando debe dar resultados como presidente- se le permitió a Marcelo Ebrard opinar de todo, hablar e involucrarse prácticamente en cuanto asunto de la nación, eso sucedió sin darnos cuenta que esa fue una trampa tendida al canciller, artilugio que hoy lo tiene con su cachete y papada entre la rodilla de López Obrador y el suelo mexicano, sí, cada vez más lejos de una candidatura presidencial.

La segunda “guerra marcedónica” finalmente estalló después de cinco conflictos “menores”, todos perdidos por Marcelo Ebrard.

La izquierda ocupaba un candidato unido para enfrentar a Enrique Peña Nieto. AMLO pidió elegir al representante de la izquierda a través de una “consulta”, el mejor posicionado aparecería en la boleta. Ganó Obrador.

Con Enrique Peña Nieto, en la presidencia, Marcelo fue exiliado del país, y AMLO siguió en campaña.

Mientras se definía al candidato de izquierda para enfrentar a Peña Nieto, el tabasqueño López Obrador se había comprometió a no formar un partido político con el movimiento “social” ante el que se ungió como presidente legítimo vs Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, mintió, pero ganó y fue una derrota más para Ebrard.

En tiempos más recientes, la tragedia de la Línea 12 del Metro. El presidente “no se involucra”, para que se mantenga viva la llama de esas desgracias de la que responsabilizan a Ebrard.

El reportaje de ese trágico suceso de la izquierda mexicana en el periódico El País, con eso el de Relaciones Exteriores, tenía un puño de tierra volando hacia él.

Ahora, Marcelo Ebrard quiere ser candidato a la presidencia, desde antes de junio 6 de 2021, sus mensajeros andaban en todo el país organizando eventos y reuniones para congregar estructuras políticas y adherirlas a su aspiración presidencial; en Tampico, Tamaulipas hay nombres de políticos de varias corrientes partidistas que escucharon a los promotores de Ebrard, pero hoy todos se callaron la boca, ya saben, lo saben, se sabe y se sienten en desventaja; pidió respetar los tiempos, pero ante todo esto, López Obrador le dio una bofetada y declaró que intenciones de ser candidato no es sinónimo de distracción.

Tal parece que a Obrador le urge que terminen de acabar con Marcelo, para evitar se alinee con Monreal, porque juntos podrían ser un socavón a su proyecto sucesor y aunque aún falta tiempo, hay nombres como el de: Rocio Nahle, Rosa Icela Rodríguez, Adán Augusto López Hernández y Alfonso Durazo Montaño con chance de ser llamados.

Marcelo y Monreal, están acorralados… en el PAN, PRI, PRD y MC, no tienen cabida; en el Verde, antes que ellos está Velasco u otro más allegado a López Obrador; en el PT, Noroña y en Morena… no, ellos dos no caben.

En la intimidad… En la fotografía que se tomó el presidente con los gobernadores electos y en funciones de Morena, a Claudia Sheinbaum la colocaron lejos de él, pero junto a la número dos en el poder, la recién festejada Olga Sánchez Cordero, como diciendo que ella es la candidata, pero queriendo enviar un mensaje de lejanía y “castigo” por haber perdido la mitad de la Ciudad de México, aunque no olvide usted al ritmo que llevamos, distancia protege, mientras más cerca de él, más se la golpean.

davidcastellanost@hotmail.com