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Bajo la lupa los Pecados Capitales del Congreso

PRESENCIA

ANA LUISA GARCÍA G.

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Los gobiernos y las representaciones legislativas que han emanado de Morena traen sembrada la semilla del cambio, lo cual puede ser bueno siempre que esas iniciativas estén asentadas sobre bases realistas y sólidas, además de que las mueva el principio de mejorar un servicio o cualquier cosa que sea de beneficio al ciudadano, de no ser así, serán sólo ocurrencias. El tema lo traemos a colación porque la alcaldesa electa de Díaz Ordaz, Nataly García Díaz, anunció que promoverá cambiar el nombre a ese municipio en base a la historia negra del 68 inscrita en el sexenio del ex Presidente GDO.

A nuestro ver, lo más probable es que la idea no prospere, pero es un tema para realizar un análisis sobre lo que ganaría el municipio (cero), o los ciudadanos (cero), y los problemas y gastos que pueda propiciar el cambio de nombre del municipio fronterizo, que cuando menos es pérdida de tiempo, que puede canalizarse a más nobles objetivos. Y uno se pregunta, si la joven (33 años de edad) alcaldesa electa que asumirá el mando el próximo 1 de octubre, no tendrá ninguna iniciativa más constructiva y que genere una mejora o bienestar para sus gobernados.

Este episodio nos recuerda el caso de Matamoros donde la administración panista presidida por Lety Salazar aprobó en Cabildo cambiar el nombre de Playa Bagdad por Playa Costa Azul en honor al grupo musical formado por Rigo Tovar, la moda duró un trienio porque regresó a su nombre original, el cual tiene un sentido histórico y por consiguiente de mayor peso ante los habitantes del municipio fronterizo.

Aquí el tema es que estamos a 20 días de que inicie un nuevo espectáculo en la arena política tamaulipeca, en la que estaremos viendo las ocurrencias y “sin sentidos”, que estará protagonizado por la nueva “camada” tanto de alcaldes como de diputados locales de los diferentes partidos, que parecen traer inculcado el protagonismo escénico a base de hacer actos “diferentes”, no registran que ya terminó la campaña, y con ello finalizó el espectáculo, ahora es momento de asumir compromisos con la sociedad a la que van a gobernar en el caso de los ediles y a representar en el caso de los diputados locales.

¿QUIÉN LE PIDE CUENTAS AL QUE APRUEBA LAS CUENTAS? En el Congreso de Tamaulipas donde morena tendrá mayoría simple en la próxima legislatura, y de acuerdo a sus principios de austeridad, estaríamos esperando un ataque frontal a los grandes “Pecados capitales” que han reinado históricamente en ese Poder, y que van desde el alto número de comisiones innecesarias, sólo para poder asignar un recurso extra al titular, eso entre otros privilegios económicos, otras veces ha sido el conducto para canalizar recursos para una estrategia electoral porque ¿Quién le pide cuentas al Congreso local?

Lo menos que estaríamos esperando es un recorte en las percepciones y “bonos” de los señores diputados, y por otra parte un ejercicio más productivo en contenidos y también en el número de sesiones.

El Poder Legislativo de Tamaulipas puede aumentar el número de sesiones como lo hacen otros congresos locales, sobre todo porque ahora pueden trabajar a distancia, por lo menos avanzar en los procesos de comisiones e incrementar el número de sesiones plenarias.

Es cierto que la mayor parte de los congresos locales del país celebran dos períodos ordinarios de sesiones al año, aunque hay algunos como Jalisco y Michoacán que celebran uno sólo, que dura todo el año legislativo, es decir no hay receso alguno.

Salvo esas excepciones, las legislaturas locales de México tienen en promedio 212 días de trabajo, mientras que los congresos que realizan dos períodos ordinarios de sesiones (es el caso de Tamaulipas), laboran 12 días más (224) y los que labora en tres periodos ocupan 239 días.

Doscientos treinta y nueve días representa el 65.4 % del año y aun asignándoles 52 domingos de descanso y 30 días (de ellos 4 domingos) anuales de vacaciones, disponen de 48 días libres, que seguramente van a decir que los ocupan en visitar a sus representados, pero todos sabemos que esta práctica sólo la llevan a cabo en el último año de su ejercicio, y eso porque andan en campaña para lanzarse a otra elección, la de alcalde o mínimo la reelección.

En el caso de Tamaulipas los diputados laboran alrededor de 212 días y eso significa el 58 % de los 365 días del año. En cuanto a las comisiones, actualmente tiene 36, y de estas, 30 son ordinarias relacionadas con los ámbitos de la administración pública y seis ordinarias de competencia constitucional.

En número de comisiones, Tamaulipas está por encima del promedio nacional que es de 28 comisiones ordinarias y México supera con 11 al promedio de los órganos legislativos del mundo.

Hay estados de la República que sólo tienen 13 o 14 comisiones, mientras que en algunas legislaturas tamaulipecas hubo 40 o más. Este panorama mundial y del país nos describe que es un exceso el número de comisiones, habría que revisar que generó cada una de ellas. Si tenemos 36 diputados usted dirá que por lo menos una para cada quien, pero el problema no está en el número, sino en las remuneraciones que se asignan a las presidencias.

EFICIENCIA O ESPECTÁCULO CON LOS MORENISTAS. – Pronto veremos si la bancada morenista se pone a trabajar en hacer más eficiente el presupuesto del Poder Legislativo, porque pueden no recortarlo, pero si asignar recursos para que lleguen a los 22 distritos, por modestos que sean estos apoyos siempre será un beneficio para los tamaulipecos, y claro sería con las constancias públicas y administrativas que confirmen el cumplimiento de lo que acuerden.

Sabemos que el principal espectáculo circense lo tendremos en el Congreso, que lo primero que harán será ajustar cuentas al bando contrario, para lo cual ya se les cuecen las habas por tener un Auditor Superior del Estado nombrado por ellos.

Eso puede estar bien si lo hacen conforme a Derecho y no mediáticamente como acostumbra la más joven de las corrientes políticas de este país, verbigracia el caso de Alejandro Rojas Díaz Durán, que tuvo que salir a reconocer públicamente que sus acusaciones contra el gobernador de Tamaulipas, estuvieron basados en publicaciones de los medios de comunicación y no porque tuviera en su mano otra forma de constancia de sus dichos. Obviamente se retractó porque hubo un procedimiento legal que lo puso entre la espada y la pared.

En el Congreso, los morenistas tendrán muchas oportunidades para hacer política a favor de su partido, todo está en que lo hagan con inteligencia y conocimiento de causa, y no con la verborrea que acostumbran, de otra manera perderán credibilidad y la confianza de los tamaulipecos. Esa tribuna, es una caja de resonancia estatal que ofrece la oportunidad de proyectar recursos constructivos, pero también puede convertirse en la tumba de sus aspiraciones, no hay que pasar por alto que, el pez por su boca muere.