Columnas

Sexenio gris

Por: Javier Terrazas. 

Obras son amores, reza un adagio popular y por lo general cuando hay obras se generan votos de confianza y votos en las urnas.

La sociedad reconoce y premia a los buenos gobiernos para que se de la continuidad en el ejercicio del poder municipal, estatal o federal.

Y cuando los gobernantes son malos y no se cumplieron expectativas de la comunidad ni las promesas de campañas, se produce el lógico rechazo. En vez de votos hay veto.

En Tamaulipas, el relevo en la gubernatura tiene relativamente poco tiempo con elecciones competidas.

Por décadas, la lucha se daba al interior del PRI entre los grupos políticos estatales y nacionales.

Una vez definido el candidato, la elección casi era mero trámite, pues el abanderado tricolor, prácticamente era el próximo gobernador.

Sin embargo, los mandatarios estatales, cumplían los compromisos con la población y trataban de dejar su huella en las principales regiones.

En el caso de Victoria, la capital del estado, tenemos obras relevantes de la mayoría de los ex gobernadores de los últimos casi 50 años.

Por ejemplo, del sexenio del Sr.  Enrique Cárdenas González, entre las obras destaca la Unidad Gubernamental «José López Portillo», que comprende la Torre de Gobierno antigua, el Centro Cívico Gubernamental, el Palacio de Justicia, el anterior edificio del Poder Legislativo.

En el periodo del Doctor Emilio Martínez Manautou, se erigieron el Hospital General «Dr. Norberto Treviño Zapata», el Hospital Infantil Tamaulipas, el Centro Cultural Tamaulipas con su teatro «Amalia González Caballero de Castillo Ledón», nuevos boulevares con jardines, pavimentaciones masivas de zonas populares.

Mientras que, en la administración del Ing. Américo Villarreal Guerra, se construyó el Acueducto «Guadalupe Victoria» que trae agua de la presa «Vicente Guerrero» a Cd. Victoria; el Parque Deportivo y Cultural «Siglo XXI», los Centros de Convivencia Familiar, así como infraestructura deportiva en sectores populares.

El Lic. Manuel Cavazos Lerma, dio un paso importante para la conectividad de Victoria más ágil y segura con la ampliación de la red carretera que la enlaza con Tampico, Matamoros, San Luis Potosí y Monterrey, ampliándola de 7 a 12 metros en forma general y en tramos a 4 carriles, todas carreteras libres de cuotas.

Con el Lic. Tomás Yarrington Ruvalcaba, vino un sólido impulso a la cultura, al instalarse nuevos museos como el TAMUX y mejorarse los existentes. Se continuó la ampliación a la red carretera (Rumbo Nuevo), se dio un paso relevante en la modernización administrativa al cambiar de análogo a digital, a la par con la capacitación y profesionalización de las burocracias.

Más tarde, el Ing. Eugenio Hernández Flores, dejó el nuevo complejo gubernamental «Parque Bicentenario», que comprende la Nueva Torre de Gobierno, el Polyforum, el Recinto Ferial, nueva sede de la Oficina Fiscal, Registro Catastral y Registro Civil, Nuevo Palacio Legislativo y Archivo Histórico, entre otros.

Con el Ing. Egidio Torre Cantú, se dio la modernización del Boulevard Tamaulipas (Calle 8), la modernización de la Alameda Francisco I. Madero (Calle 17) desde el Paseo Méndez al Complejo de la Unidad Deportiva «Adolfo Ruiz Cortines». nuevos puentes sobre el rio San Marcos y avenidas para unir al norte y sur de la ciudad.

En el caso del actual gobierno, producto de la alternancia política y que marcó el fin de la era tricolor, que preside el Lic. Francisco Javier García Cabeza de Vaca, su principal obra en la ciudad es haber pintado con los colores de su partido casi todas las instituciones gubernamentales incluidas las escuelas públicas.

No se percibe una obra de impacto, lo que confirma su poco aprecio a la capital tamaulipeca, a sus habitantes y a algunos ex gobernantes.

Quizá por ello, tenga bien ganada su baja calificación en particular con los victorenses y que sea considerado como el peor mandatario estatal de los últimos 48 años.

Y es que no solo no le dio buenas obras y acciones a Victoria, sino que le quitó parte de los recursos de los que vivía en forma ordinaria una ciudad de burocracias, cuya principal fortaleza es precisamente la capitalidad.

En éste régimen de origen panista se despidieron a más de 6 mil burócratas, la mayoría de ellos bien calificados y certificados, a un buen número adicional se les quitaron o redujeron compensaciones ( la parte importante del salario); en tanto que las compras gubernamentales y la obra pública se trasladaron a Reynosa, convirtiéndose esa ciudad en la proveedora principal.

Ante esa palpable y evidente realidad, obvio fue que en la pasada elección municipal, el partido en el gobierno perdió el Ayuntamiento capitalino y las dos diputaciones locales de mayoría.

Hoy, en la antesala de la elección, casi se puede anticipar la derrota del candidato del partido todavía en el poder en el Gobierno del Estado, como una respuesta natural a ese innecesario castigo a los victorenses.

Y lamentablemente para la causa albiazul, la historia se repite en la mayor parte de las regiones de la entidad, incluida Reynosa, la ciudad que se privilegió desde el Palacio del 15 Hidalgo y la Casona del Boulevard Tamaulipas.

Obras son amores. Y la mejor forma de pavimentar el voto.

Pero cuando no se dieron, resulta casi imposible. Se cosecha lo que se siembra.

Del voto al veto, se resume la triste historia de Pancho.