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Voto enigma ciudadano

Gaceta.

Por: Raúl Terrazas Barraza

Voto enigma ciudadano

En la medida que se acerca el día D, o día de que los ciudadanos acudan a las urnas para elegir nuevo Gobernador en Tamaulipas y en otras cinco entidades del país, la duda sobre la dificultad que tienen los políticos y en especial los candidatos para conseguir el voto de los electores crece y crece.

Incluso, pareciera que las campañas en las seis entidades del país con elecciones no logran jalar la atención de los casi 12 millones de ciudadanos que tienen cita en las casillas el cinco de junio, aunque partidos y candidatos tiene la seguridad de que la participación electoral superará al 50 por ciento del listado nominal, en virtud de que, las autoridades electorales también promocionan a través de la cultura cívica que la gente vaya a votar.

Desde luego, el asunto no es de los candidatos, porque el esfuerzo que realizan para tratar de estar, en el caso de Tamaulipas, en los 43 municipios es mayúsculo, más bien los electores siguen a disgusto con los partidos políticos debido a las fallas que tuvieron en las diferentes etapas del proceso democrático mexicano.

Votar debería ser un ejercicio normal y de gran participación si se toma en cuenta las bondades que tiene el sufragio en México, al ser secreto, universal, libre y se supone que sin presiones de ningún tipo, aunque, esto último puede considerarse como el meollo del asunto ya que, al interpretarse de manera diferente el valor del voto, es decir, pasar de su importancia cívica a la comercialización las cosas cambiaron esto es, que si alguien compra votos alguien puede venderlos y a la inversa, si existe, quienes los vendan habrá quienes los compren.

Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, precisa que la práctica inadecuada de comprar y vender votos surge a partir de condiciones específicas y prospera en circunstancias que hacen difícil eliminarlas, porque partidos y candidatos se confabulan con los electores de muchas maneras.

La compra de votos se da en países cuyos partidos políticos no logran posicionar a sus candidatos y las campañas se quedan cortas respecto al convencimiento de votantes y alcanzar su confianza para comprometer el voto.

En naciones con muchos partidos políticos se han registrado fenómenos de compra de votos como una alternativa para mantener la vigencia de sus organizaciones.

El caso mexicano de los votos tiene muchas aristas, porque la supuesta compra implica modalidades de todo tipo, desde el efectivo, hasta la entrega de apoyos sociales y materiales y es que, los electores, en especial aquellos que tiene problemas económicos serios y viven en la marginación piensan que el pago en efectivo antes días antes de las votaciones, será el logro frente a gobierno incorrectos.

Una encuesta de valores realizada en unos 100 países hace alrededor de siete años, permitió saber que casi el 52 por ciento de las personas consultadas pensaban que los ciudadanos recibían dinero por su boleta en muchas de las ocasiones, al grado que, si los partidos tienen buena organización, prefieren ir a la segura y anticipar el compromiso del voto mediante acuerdos de dinero o de beneficios a través de programas.

Surge entonces la idea de que conseguir el voto de los ciudadanos tiene que ver más con el pago de votos que con el éxito de las campañas proselitistas, cuando debería de ser al revés, que las campañas generan muchos votos para que haya una buena participación en las urnas y los resultados electorales queden legitimados.

Se calcula que arriba del 55 por ciento de concurrencia a las casillas, es bueno y quizá el nivel de competencia que existe entre los candidatos de las dos coaliciones que buscan la gubernatura de Tamaulipas pueda más que una eventual compra de sufragios.

Frente a las dificultades de garantizar el voto a favor de las personas que fueron postuladas por los partidos, ya que, en la elección de Tamaulipas no existen candidatos independientes, porque no alcanzaron la juntar el respaldo en firmas que marca la Ley para lograr el aval del IETAN, la creatividad en el llamamiento a sufragar no debe de tener límites y quizá en el escenario actual, los ciudadanos de Tamaulipas están en el momento de vivir grandes actos de proselitismo tanto en pre-cierres y el cierre de las campañas, aunque es casi seguro que, ir a votar el cinco de junio será decisión de última hora en un porcentaje considerable de personas.

Esta elección de Tamaulipas es solo para Gobernador de la entidad y debe considerarse como la más importante de las de tipo local, así que, el reto en cuánto a participación en las urnas en grande ya que, en procesos anteriores, cuando se elegía titular del Poder Ejecutivo también correspondía a alcaldes y diputados locales, así que, la atención era mayor, de ahí la idea de que los cierres de las campañas sean a tambor batiente a fin de que los porcentajes de participación sean suficientes para legitimar el resultado.

Es difícil convencer a la gente de que vote, por ello los candidatos tienen que darlo todo en la calle y en los eventos que concentran a miembros de organizaciones sociales, empresariales, de profesionistas, de mujeres y de jóvenes, no hay de otra, la garantía del voto se mantiene como un enigma ciudadano.